Cielo

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Azul como el mar de aguas claras.
Cristalinas son las gotas que este derrama.
Agua de riego, agua que combate el fuego.
La escena de un amor que se reencuentra.
La escena de un amor que atormenta.
Eterno como la agonía.
Impresionante como la imagen de una electroencefalografía.
Sus rayos trazan el camino de sus venas, eléctricas como la sensación que tener un calambre conlleva.
Se alza como titán, burlándose de que no poseemos su majestuosidad.
Es el hogar de criaturas que somos capaces de mirar y de a aquellos a los que les solemos rezar.

Un dios, una bestia, depende de la ropa que vista.
Si lo ves de día, es esponjoso y sereno, si lo ves de noche, es amigo de aquellos que se apropian de lo ajeno.
Ojo, que no siempre es feo, a veces viste sus gemas de gala, constelaciones que solo en la retina de alguien con telescopio se graban.
Los colores del derecho a la libertad y al amor también se asoman, luego de una llovizna silenciosa.
Es el reverso del mar que se describe en millones de versos. Es la cara del mar claro.
Las nubes son almohadas amorosas, el cielo es una maravilla majestuosa, la vida de este nos acompaña hasta que estemos debajo de una placa de loza.

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