Mirarla a los ojos es una imposibilidad que sufro por la desgraciada distancia.
Sentir sus palabras saliendo con su voz suave y melodiosa, es motivo por el cual sigo yendo a misas, con la esperanza de que el Dios oiga y me regale el milagro de escucharle en persona.
Imaginarme a su lado es una de mis fantasías más recurrentes, de como en mis brazos tenerle y poder agradecerle de hacerme plenamente feliz.
Ya me cansé cansé de oírla quejarse, de que la soledad y el silencio no paran de atormentarla. Si yo estuviese con ella, la soledad seria solo el fantasma de un tormentoso pasado y el silencio no sería nada más que la melodía que se toca en nuestros sueños.
Los kilómetros que nos separan son la misma cantidad de veces que anhelo estar a su lado.
Los días que nos alejan, son las eternidades que me acomplejan.Pero ya va a pasar, tal vez la enredadera del destino, mi mano a su lado va a dejar y a ese día lo voy a añorar. Mientras esa vida llega solo me voy a quejar de esta distancia altanera.