01: Carretera en polvo

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Capítulo 1: Carretera en polvo

Candie.

2pac sonaba en el estéreo del coche a todo volumen, en cuanto vi a una sombra salir del callejón bajé  la música y giré las llaves del mercedes poniendo el motor en marcha para conducir hasta el hombre, en cuanto estuvo al lado de la puerta bajé la ventanilla e hicimos un ágil intercambio, guardé el dinero en el escote y dí un pequeño golpe en el volante.

—Oye tío que sea la última vez que me haces bajar hasta aquí por 100 pavos de mierda oíste?

—La cosa está chunga Candie, sobre todo si nos robas los clientes.

Solté una leve risa burlona.

—Cariño, no es mi culpa que mi mierda sea más buena que la carretera en polvo que vendes por ahí.

Le lanzo un beso y tras poner la música a tope piso el acelerador y voy dejando atrás las calles a toda velocidad.

17, quizás no sea la edad apta para hacer este tipo de cosas, ni siquiera  tengo la edad legal para conducir, pero cuando te metes en estos mundos salir de ellos no es una opción.

¿Que si lo hago por dinero?
El dinero nunca a sido un problema en mi familia, no somos millonarios pero podemos permitirnos ir a un buen colegio y una paga semanal de 100€, cuando la paga se me empezó a quedar corta decidí invertir en algunas substancias ilegales con las que poder hacer negocios.

¿Que si mis padres sospechan del ilícito estilo de vida que llevo?
Alguna vez me pillaron marihuana en la habitación y varias veces han tenido que gastar grandes cantidades de dinero para pagar las fianzas cuando la liaba pila y a la pasma se le daba por encerrarme en el calabozo.
Sí, saben algunas cosas, pero no más que la punta del iceberg.

Peyton.

Con la tarjeta de crédito empecé a dibujar rayas con mi querido polvo blanco, me estaban saliendo unas jodidas rayas perfectas hasta que el gilipollas estornuda y unas motas se esparcen por el aire.

—Me cago en la mierda eres gilipollas o que coño te pasa?

Enrollo un bille de 5 pavos y esnifo las 4 rayas esparcidas por el abdomen de aquel tío.

—Lo siento nena, —agarra mi pelo y me obliga a mirarle —te gusta?

Me limpio los excesos de coca de la nariz y me lanzo encima suya dejando un beso apasionado en sus labios como símbolo de despedida, me levanto de encima suyo y empiezo a vestirme en cuanto noto que su erección tiene ganas de volver a la carga.

—Debo irme. —Digo mientras termino de ponerme los tacones y alcanzar mi bolso. —Ya te llamaré.

—Pero si no tienes mi número.

Le miro por última vez con una sonrisa pícara y cierro la puerta detrás de mi.

Salir de fiesta, drogarme, emborracharme y acabar en la cama de algún hombre es mi pan de cada día, "que divertido" pensarán algunas personas en la que su vida se basa en estudiar o ir al trabajo y preocuparte por cómo vivirás tu jubilación sin siquiera saber si vas a llegar a vivirla o vas a morir a los 25 sin haber disfrutado nada, es divertido hacer lo que hago dos días a la semana, pero cuando todo eso se convierte en rutina, sientes un gran vacío en el interior que intentas llenar con el falso amor de un hombre extraño que conoces en un garito donde venden farlopa.

Llorar es para la gente débil, pero hoy me lo puedo permitir porque es mi cumpleaños y mis padres o no se acuerdan del decimoséptimo cumpleaños de su única hija o no querían tomarse la molestia de dirigirme la palabra.

𓆩teenagers𓆪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora