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El tan esperado sábado por la noche llega y los 5 amigos se encuentran en el estacionamiento de un club que está de moda en la ciudad, se saludan y cierto alfa de ojos café no puede quitar su mirada del precioso omega, ya que éste vá vestido con una camiseta estampada tipo crop top, unos skinny jeans negros,y unas vans del mismo color. Su cabello acomodado de una forma preciosa y por supuesto ésto acompañado de su dulce olor, que trata de esconder con su perfume.

- Te ves muy guapo, Joaquín. – Halaga el alfa, el omega sonríe y siente cómo un suave revoloteo se instala en su estómago.

- No lo he preguntado, pero gracias. – Responde perspicaz, encaminándose junto a sus amigos, y el alfa, que no puede evitar la sonrisa de tonto que se apodera de sus labios.

La música inunda los oídos del grupo de amigos cuándo se adentran en el gran club, caminan entre las distintas personas que se encuentran bailando hasta una mesa, dónde se sientan.

- Yo iré a pedir, ¿Qué quieren? – Pregunta Eduardo, todos piden y con ésto el alfa se vá hacía la barra. El ojimiel saca una cajetilla de cigarros, ofreciéndoles, pero el oji-café niega.

- Vamos a bailar. – Sentencia el más bajo y se levanta, jalando a sus amigos. – Emilio. –Llama.

- No, tengo los 2 pies izquierdos, lo siento. – Se disculpa con una débil sonrisa, el omega frunce los labios sin embargo se retira con sus amigos a la pista, dónde el alfa observa cómo mueve su, oh tan bonito cuerpo, al ritmo de la música.

Eduardo aparece unos minutos después con las bebidas, y Emilio se la toma en 2 sorbos, tratando de tener el valor suficiente para superar su vergüenza de bailar en público y poder hacerlo con el omega.


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Las horas transcurren, al igual que las bebidas que son ingeridas por el grupo, que ahora se encuentran sentados tranquilamente, disfrutando la música y conversando con la voz elevada.

El oji-café deja su ultimo vaso de whisky de la noche y se levanta, caminando hacía el omega, que cuándo nota la presencia del alfa, sonríe, mirándolo con sus grandes ojos mieles.

- ¿Bailamos? – Pregunta ronco y el omega no puede evitar temblar y pararse más rápido de lo que le hubiera gustado. –No soy muy bueno... - Se excusa, cuándo llegan a la pista, el ojimiel sonríe, quintándole importancia, empezando a mover su cuerpo al ritmo de la música.

Y el rizado lo intenta, realmente intenta bailar con ritmo, pero le es imposible. Lo bueno es que el alcohol en su sangre evita la vergüenza, logrando que se ría.

- Realmente eres muy malo. – Dice Joaquín, colocando sus brazos en los hombros del alfa, acercándose sólo un poco más. Emilio asiente, hipnotizado.

Y entonces Joaquín se gira, dejando su prominente trasero pegado a la entrepierna del rizado, y continua con su suave meneo de caderas al ritmo de la música. Y Emilio no lo cree, no sabe que está pasando.

Foll's Gold // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora