7

505 59 41
                                    


Las cosas estaban pasando más rápidas de lo que Joaquín esperaba, ciertamente. Eran evidentes los sentimientos del joven alfa, sí, pero no imaginó que después del beso y la conversación, su oficina y su departamento siempre estarían con un lindo ramo de flores, un postre, ó un vino. Joaquín ni siquiera creía que los alfas aún cortejaran de esa manera, era algo tan antiguo.

Claro que le había mandado mensajes al rizado diciendo que no era necesario, sin embargo, después de que el alfa preguntara si ésto le incomodaba, y él respondiera que no, que le gustaba, el menor decidió continuar.

Emilio se desvivía en ser atento y cuidadoso con él, todo un príncipe de cuento de hadas. Justo cómo hoy, le había mandado un lindo arreglo de girasoles, las cuáles perfumaban toda su oficina. No dudó en llamarlo para agradecérselo, ya hace 1 hora de eso.

- ¿Te apetece ir al cine hoy? – Pregunta el alfa al otro lado de la línea, mientras Joaquín revisa los pendientes en su agenda.

- ¿Hay algo nuevo? – Pregunta distraído, hace mucho que no vá al cine. Meses.

- No tengo idea, bebé, pero quiero besarte ahí. – Responde el alfa y Joaquín se derrite, soltando una risita y sintiendo sus mejillas calientes.

- Me gusta ese plan, Emi. – Murmura suave, sintiendo el conocido revoloteo en su estómago y la calidez en su corazón. Tus besos combinados con el sabor del popcorn debe ser lo mejor del mundo, piensa, sin embargo, no lo dice.

- ¿Entonces paso por tí a las 7?

- ¿No es mejor que nos encontremos allá? Sería realizar un doble viaje en vano.

- Quiero pasar por tí. – Y lo suave y embriagadora de su voz, combinado con sus palabras, sólo lo hace suspirar, tan audiblemente que se avergüenza, escuchando la risita de Emilio.

Joaquín está por decir algo cuándo oye unos suaves golpes en su puerta que lo hacen levantar la mirada, encontrándose con su jefe, quién lo mira con una sonrisa ladina.

- Emilio, debo colgar, el trabajo me llama.

- Está bien, Joaco, me escribes cuándo estés libre.

- Sí, gracias por los girasoles de nuevo. – Susurra, observando cómo el alfa entra a su oficina, cerrando la puerta tras de sí, sintiéndose el dueño del lugar.

- Es mi placer, omega. – Responde suave, Joaquín contiene otro suspiro y murmura un suave nos vemos más tarde, cortando la comunicación.

- Oh Joaquín, ¿Qué le has hecho a ese niño? – Pregunta Mauricio riendo, mientras se cruza de brazos frente a su escritorio. Mauricio es el médico en jefe de la clínica.

- Mauricio. – Saluda el ojimiel, cerrando su agenda y levantándose de su silla, caminando alrededor de su escritorio, hasta posicionarse frente a éste. - ¿En qué puedo ayudarte?

- ¿Porqué tan formal, Joaco? – Pregunta el alfa, sonriendo de lado, ganándose que el omega le ponga los ojos en blanco. –He visto a ese alfa de cabello largo por aquí, ya hace unos meses...

- Sí, es un amigo de Eduardo, de la universidad. – Menciona, apoyándose en su escritorio, los vivaces ojos del alfa lo recorren entero y no puedo evitar volver a poner los ojos en blanco.

Mauricio a veces logra exasperarlo de gran manera.

- Por lo que veo, amigo tuyo también. – Murmura, acercándose al escritorio del ojimiel, tomando una de los girasoles del arreglo que le mandó el rizado ese día.

- Y si así lo fuera, ¿eso te incumbe? – Pregunta arqueando una ceja, tratando de tomar el girasol de las manos del alfa.

- Bueno, si eso significa que ya no ayudaré a mi omega favorito en sus celos, creo que sí. – Responde el alfa riendo.

Foll's Gold // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora