Y efectivamente, el omega tenía razón. El mismo día que tuvo el almuerzo con el rizado, al dar las 3 de la mañana, entró en celo. Su cuerpo estaba en llamas y temblando por la necesidad del contacto masculino.Había tomado su celular desesperado, para llamar a cierto alfa, hasta que recordó que no tenía su número. Demonios, había pensado, sin embargo, su poco lado racional había estado agradecido.
¿Quién se creía para llamar al alfa a las 3 de la mañana? ¿Para pedirle que lo folle?
Había tomado su consolador favorito entre sus delgadas manos, y sin preámbulos lo había metido hasta el fondo en su muy húmedo agujero, gimiendo el nombre del alfa con ojos café.
El jueves había pasado normal para el rizado, bueno, no tanto. Su alfa estaba inquieto y se sentía malhumorado. Le había elevado la voz a su hermana cuándo ella se había llevado el auto sin su permiso.
Le había elevado la voz, Emilio no hace eso. No entendía.
Aparte del mal humor y el constante gruñido en su pecho, se sentía caliente. Muy caliente y deseoso. Había confirmado en su calendario que faltaba mucho para su próximo celo, ya que recientemente lo había tenido.
Pero cuándo llegó el viernes, esas sensaciones nuevas se multiplicaron al triple. Sentía a su alfa rogándole por ir en busca del ojimiel, necesitaba estar con él, cuidarlo, tenerlo a su lado.
Y Emilio se sentía mal, porque esos no eran los únicos pensamientos que tenía, había soñado, literalmente soñado, que tenía relaciones con el omega, un sueño muy explícito, a decir verdad. ¿Es que acaso él era cómo esos alfas que sólo buscaban sexo? ¿Qué sólo veía a los omegas cómo un objeto sexual?
Limpia sus manos sudorosas en sus jeans y gira en su asiento, hacía Eduardo. – Eduardo... - Llama, el ojiazul lo mira y alza las cejas, esperando que continúe. - ¿Tienes el número de Joaquín?
- Si. – Responde el alfa entrecerrando los ojos. - ¿Porqué?
- Sólo quiero saber cómo está, no hablamos desde el miércoles que salimos a comer, quiero saber si le gustaría salir de nuevo. – Responde el ojicafe, moviendo su pierna ansioso.
Y es cierto, quiere contactar al omega para saber si se encuentra bien e invitarlo a una cita. Si es que el omega lo permite, claro. No iba a dejar que sus deseos carnales arruinen sus intenciones con Joaquín.
- Está bien. – Responde el alfa y le dicta el número, mientras el alfa lo copia en su libreta. Cuándo llegue a casa lo llamará.
El alfa se recuesta sobre su cama con su celular entre sus manos, marcando el número que Eduardo le había dado, respira profundo y llama.
Los timbres en la línea suenan, sin embargo, es mandado a casilla de voz. Suspira y se acurruca en su almohada, cerrando los ojos, sólo dormir lo mantiene tranquilo en éstos días.
Lo que el alfa no sabía es que el omega se encontraba montando uno de sus dildos pensando en él. Quizás por eso se sentía tan inquieto, ¿no? El omega de Joaquín lo reclamaba a gritos y su alfa podía sentir la desesperación de su compañero.
Ellos aún no lo saben, pero están predestinados.
Cuándo el omega terminó su cuarto día de celo, se sintió más aliviado, más calmado. En éste celo había tenido un lívido mayor al de otras veces. Lo había disfrutado, sin embargo, se sentía un poco avergonzado con el rizado, que no dejaba sus pensamientos.Después de cambiar sus sábanas, ducharse y dejar sus juguetes en la bañera para lavarlos, se dió el tiempo para buscar su celular, encontrándolo atrás de su buró. Tomó el aparato sin batería y lo conectó, dejándolo cargar mientras él se dirigía a la cocina por un buen plato de comida. Estaba agotado en todos los sentidos.
Cuándo su gigantesco plato de macarrones con queso – de caja – estaban listos, se dirigió hacía su habitación, con una lata de coca cola en su otra mano.
Se sentó en la cama con cuidado y tomo el control remoto, prendiendo la televisión, que al instante continúo reproduciendo una película porno, se sonrojó y salió de la página, entrando a netflix, colocando the office.
Se llevó el primer bocado de pasta caliente a la boca y suspiró, sólo había tomado agua y comido fruta esos días, claro que sabía que estaba mal, pero su cuerpo no le permitía cocinarse, ni nada por el estilo. Cuándo su plato estuvo vacío y su estómago satisfecho, tomó su celular, encontrándose con 2 llamadas perdidas de un número desconocido.
Con el ceño fruncido apretó al botón de llamar, quizás era un paciente nuevo. Y apenas contestaron habló. – Joaquín Bondoni al habla, ¿con quién tengo el gusto?
- Joaquín, hola, soy Emilio.
- Oh Emilio, hola... - Murmura, tomando su lata de coca y colocándola contra su mejilla ahora caliente.
- Le pedí tu número a Eduardo, lo siento si eso te molesta.
- En lo absoluto. – Responde, escuchando la suave risa al otro lado del celular, ocasionando que sonría.
- Quería saber cómo estabas...
- He estado un poco ocupado éstos días, ya sabes. – Y con ésto se acuesta en su cama, cerrando los ojos. Oh, la linda y profunda voz de Emilio Osorio.
- Imagino. – Responde, pero no, realmente no se lo imaginaba. Sólo sabía que ahora, escuchando la voz del ojimiel su corazón y su alfa estaban en paz. – Quería preguntarte si te gustaría salir a comer algo, de nuevo.
Joaquín suspira, demonios. ¿Debería salir y arriesgarse a lo que sea qué Emilio Osorio intenta?
La respuesta era obvia, sin embargo, Joaquín no quería pensar mucho en ello.
- Cómo amigos, ¿cierto? – Susurra mordiéndose el labio, nervioso. Oye un suave suspiro al otro lado de la línea.
- Sí, me gustaría que nos conozcamos mejor. – Por supuesto que el alfa sabía que tenían que conocerse primero y ver que sucedía, ésto no era cómo en las películas que después de la primera cita se casaban y tenían hijos, claro que no.
¿Ó sí?
Aquí les dejo un nuevo capítulo mis criaturas.Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.
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Foll's Gold // Adaptación Emiliaco Omegaverse
FanfictionDónde Emilio es un joven alfa enamoradizo y Joaquín no está dispuesto a perder sus convicciones por él. Adaptación Omegaverse Autorizada Todos los créditos son de la autora original @_imalioness. Gracias por darme permiso de adaptar tu hermosa fic...