10

590 58 16
                                    


Al quinto día, Joaquín despierta radiante. Una sonrisa apoderándose de su rostro apenas abre los ojos, encontrándose con un despeinado y dormido alfa a su lado, que lo mantiene abrazado a su pecho, protectoramente.

Se levanta con mucho cuidado, caminando sin hacer mucho ruido hasta el baño. Abre la ducha, temperando el agua para que ésta salga caliente y cuándo está perfecta, se mete bajo el chorro, suspirando.

Habían sido los mejores días de su vida, el mejor celo de su vida. Emilio era maravilloso, un príncipe, no, un rey. Emilio era el rey de su corazón.

Su primer día juntos, en el pre-celo, un día antes de que cumpliera 30 años, había sido maravilloso, pero cuándo dieron las 12 y Emilio sacó un lindo collar de oro con un pequeño dije color ambar, Joaquín simplemente lo coronó cómo el mejor cumpleaños de toda su existencia. Nada podría superar eso.

Le había dicho que le estaba dando un pedazo de él y que siempre lo tendría cerca de su corazón. Joaquín se lo comió a besos.

Los días posteriores a ese, se podrían describir de mil maneras, pero Joaquín no hallaba las palabras. Habían hablado de tener cachorros, de enlazarse, de mudarse. Se habían profesado su amor incontables veces. Se habían hecho el amor incontables veces. Joaquín se sentía pleno, su cuerpo se sentía aún en una nube.

Una risita escapa de sus labios cuándo se mira al espejo. Las marcas de besos decorando todo su cuerpo, hematomas en sus caderas, en sus muñecas. Emilio lo había destrozado. Cuándo al alfa lo tomó su celo fué una maravilla, lo habían hecho tantas veces, Emilio lo tomó de todas las maneras posibles.

Joaquín literalmente le rogaba porque lo marque y lo preñe, que jodida vergüenza, nunca le había pasado eso en un celo. Hasta unos días antes Joaquín creía que no quería tener cachorros, pero ahora la idea le parecía la mejor opción para su vida.

Joaquín sale del baño, dirigiéndose a cambiarse, el día de hoy le tocaba volver al trabajo, para solucionar y re agendar algunas citas. Camina hasta su armario en busca de la ropa que usaría, menos mal era un día nublado y frío, eso quiere decir que podría usar prendas que cubrieran las pruebas de su acalorada vida sexual en éstos últimos días.

- Buen día. – Escucha la ronca voz de Emilio, sonríe, girándose a mirarlo. Tiene la intención de subir a la cama con el alfa, por un beso, pero se abstiene de ello. Muy probablemente acabarían haciéndolo una vez más.

- Buen día, amor. – Responde el omega, dejando su outfit del día sobre la cama, acercándose hacía el cajón de su ropa interior. Oye a Emilio moverse tras él.

- ¿No hay beso de buenos días? – Pregunta el alfa, ahora muy cerca, abrazándolo por la espalda y besando su cuello. Joaquín suspira cuándo siente la creciente erección acomodarse entre sus nalgas.

- ¿Sólo un beso? – Pregunta, dejándose inclinar contra la pared y separando las piernas.

- Puedes tener lo que quieras de mí, omega. – Responde Emilio con su embriagadora voz, robándole un quejido cuándo se empuja en su interior con lentitud.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Foll's Gold // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora