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Emilio Osorio, uno de los alfas más imponentes camina entre los pasillos de la universidad, acompañado de sus mejores amigos , Niko y Eduardo, conversando de trivialidades, que realmente a ninguno le importa en sí, hasta que llegan a sus casilleros.

- Entonces, ¿si podrán acompañarme a la salida? – Pregunta Eduardo, un alfa amable y caballeroso, de los ojos azules más tiernos del mundo.

- Por supuesto. – Responde Niko, un joven omega risueño de lindos ojos verdes.

- Creo que sí. – Murmura el rizado, asintiendo.

Y es que sucede que ese día, el alfa de ojos azules los llevaría a conocer a unos amigos del trabajo. Eduardo estaba realizando sus prácticas pre profesionales en una conocida clínica para omegas.

Los 3 chicos se encontraban en su último año de carrera, medicina general, y sorprendentemente eran amigos desde que ésta inició. Cada quién haría especialidades diferentes, y Eduardo quería especializarse en omegas.

Su día transcurre con normalidad, van a sus 2 únicas clases, y prestan la mayor atención que es posible cuándo lo es necesario, hasta que su clase termina, y se encaminan hasta el estacionamiento, dónde se suben al auto del alfa de ojos azules, en camino hacía un restaurante de comida italiana. 

 

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El camino transcurre con normalidad y cuándo llegan se estacionan en un cómodo lugar, para bajar y adentrarse al restaurante, con Eduardo mencionando que tienen una reservación a nombre de "Joaquín Bondoni", la recepcionista asiente y un mesero se acerca, guiándolos a una mesa, y cuándo llegan a ésta, y el rizado presta atención a las personas que están sentadas en ésta, se queda sin aliento. Y al parecer no es el único.

El alfa mira fijamente a un omega de ojos profundamente mieles y siente su pecho presionar, mientras, de todos los olores a su alrededor, el fuerte y rico olor a cerezas y paprika entra en sus fosas nasales. Por su lado, el omega de ojos mieles se siente mareado por el olor a whisky y bosque después de una tormenta, y su cuerpo no reacciona cuándo su compañero se levanta para saludar a los recién llegados. 

- Chicos, hola, un gusto. Mi nombre es Diego Valdez. –Saluda su alfa amigo cordialmente, extendiendo su mano y saludando a cada uno.

- Un gusto, Diego. Mi nombre es Nikolás. Y él es Emilio. –Saluda el rubio, quién se ha dado cuenta de toda la situación, señalando a su alto amigo que parece perdido en sus pensamientos.

- Soy Emilio. – Repite, saliendo de su bruma, y sonríe. Y que sonrisa, piensa el omega, no sintiendo sus piernas.

- Joaquín Bondoni. – Se presenta el omega, y realmente se odia, porque su voz suena más aguda de lo normal, se levanta y tiende su mano hacía los chicos, que lo saludan cordialmente. El apretón de manos durando más de lo debido con cierto alfa.

Y cuándo las presentaciones han terminado, se sientan y ordenan. La comida no tarda en llegar y su conversación no tarda en fluir.

- Joaquín es psicólogo de omegas... - Dice Eduardo, llevando su copa de vino a sus labios. – Es el mejor psicólogo que conozco.

- Oh gracias. – Responde riendo, y el oji-café no puede evitar apreciar unas lindas arruguitas que se forman al lado de sus ojos. – Realmente ser psicólogo es un trabajo complejo, y mucho más si es de omegas. A lo largo de los años nos han metido tanta mierda en la cabeza, que creemos que sólo estamos aquí para parir. – Dice negando con el ceño fruncido.

- En efecto, ésta sociedad ha mantenido costumbres retrógradas y espantosas, que han causado un daño psicológico en muchos omegas. – Secunda Diego, a lo que Niko asiente.

- Cuándo dije que quería estudiar medicina se rieron tanto de mí. – Murmura el rubio, arrugando la nariz, melancólico. Joaquín le dedica una comprensiva mirada y asiente.

- El mundo está dominado por alfas estúpidos que se creen el centro del universo. – Responde, tomando su cerveza. – Al menos una vez a la semana escucho que me estoy haciendo viejo y que ya debería tener hijos. Que se me pasará el tren.

- Cuándo cumplí los 18 años esperaban que ya me marcaran, aún era un niño...

- Lo sé. – Gruñe Joaquín, riendo. – Odio a los alfas.

- Totalmente de acuerdo. – Responde Niko riendo. Y Emilio no entiende nada de lo que están hablando, pero escucha atento, porque si un omega habla sobre cosas de omegas, es importante aprender.

- Muchas gracias por lo que nos toca. – Dice Diego riendo, a lo cuál Joaquín lo mira y ríe.

- Oh no, lo siento muchachos. Ustedes hasta ahora no demuestran ser estúpidos. Bueno, al menos 2 de ustedes. –Dice mirando al oji-café, quién ríe.

- Realmente sólo había leído un poco en internet sobre ésto, nunca había escuchado a un omega hablar así. – Dice Emilio encogiéndose de hombros.

- Si continuarán saliendo con nosotros deben acostumbrarse, porque Joaquín siempre habla de ésto. –Dice Eduardo riendo, cuándo el ojimiel lo mira entrecerrando los ojos.

- Yo encantado. – Responde Nik9 sonriendo.

- Podemos salir ambos, Niko, sin éstos alfas apestosos. –Dice Joaquín riendo, a lo cuál el rubio asiente divertido.

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Y esa noche, cuándo las luces están apagadas y están en sus camas, cierto omega y cierto alfa no dejan de pensar uno en el otro. Confundidos, uno más que el otro.

El alfa anhela un próximo contacto con el omega y demostrarle que no es un estúpido, poder conquistarlo. Ha googleado acerca del movimiento sobre el empoderamiento omega y ha leído mucho para el próximo encuentro poder opinar y no sólo estar callado cómo un tonto.

Sin embargo, el omega se siente confundido. Su cuerpo y su corazón anhelan volver a ver el café de esos ojos preciosos, y esos labios regordetes. Pero su mente le advierte que esa sensación no es nada bueno, que puede acabar mal si se deja engañar por la apariencia dulce de ese alfa.

 Pero su mente le advierte que esa sensación no es nada bueno, que puede acabar mal si se deja engañar por la apariencia dulce de ese alfa

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Buenas mis criaturas aquí les dejo el primer capitulo.

Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.

Foll's Gold // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora