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¿Habían escuchado esa teoría de que cuándo un alfa y un omega que están destinados se encuentran, sus celos se acompasan?

Todo con tal de brindarles el máximo placer a ambos y mayores posibilidades de procrear.

Joaquín sabía de esa teoría, no la creía. Emilio no había prestado atención a esa clase. Pero, ésta semana lo iban a comprobar, bajo su propio riesgo.

El ojimiel respiró profundo, Emilio le había dicho que bote las cosas innecesarias ó vencidas de su refrigerador, ósea, básicamente todo. Joaquín hizo caso, se había encargado de limpiar su gran frízer toda la tarde, sintiendo asco por lo descuidado que era para esos aspectos hogareños.

Emilio apareció 1 hora después, con un lindo ramo de gardenias blancas y una enorme despensa lista y fresca, había frutas, verduras, cereales, chocolates ¡de todo!

Le dijo que era para alimentarlo durante el celo, que dejaría todo cocinado y en contenedores para que esté listo para comer. No permitiría que pasara hambre.

¿Es necesario decir que Joaquín se derritió?

Emilio se sintió un poco acalorado cuándo entró al departamento, el olor del omega estaba intensificado, a pesar de estar en su pre-celo. Le picaban las manos con la necesidad de tocarlo, así que lo hizo.

Se acercó al lindo omega y lo tomó de la cintura, en un cálido abrazo, antes de hundir su nariz en el desordenado cabello del ojimiel, aspirando su olor.

- Hueles maravilloso. – Susurra el alfa, su voz sonando más ronca y profunda de lo que le hubiera gustado, sin embargo, cuándo el omega tiembla en sus brazos y suelta un suave ronroneo, Emilio decide continuar. – Tengo muchas ganas de acompañarte en tu celo, amor. Te prometo que te cuidaré y haré sentir muy bien.

Joaquín respira profundo y gimotea, antes de tomar los labios del alfa con desespero. Su cuerpo palpitando bajo el tacto del alfa, empezando a lubricar por las suaves caricias en su cintura y los gruesos labios contra los suyos.

- Déjame meter unas cosas al horno y comenzamos, ¿sí? Vé quitándote la ropa, te voy a comer en el sofá.

- Sí, sí, por favor, alfa. – Gimotea el omega, intentado volver a besarlo, sin embargo, Emilio sonríe, apartándose y dándole una palmada en las nalgas, dirigiéndolo al sofá.

Emilio respira profundo, embriagándose con el olor, antes de encaminarse a la cocina, empezando a lavar y picar verduras, antes de ponerlas junto a pechugas de pollo en el horno. Luego haría algo más, ésto le daría al menos media hora para atender a su omega, que no ha parado de gemir y llamarlo.

¿Acaso ya había entrado en celo?

Joaquín se sentía mareado y acalorado. La cercanía de Emilio estaba enloqueciendo a su omega, que se retorcía y chillaba por atención.

Emilio aparece en su campo de visión y cuándo se quita la camisa, Joaquín ya está colocándose en sus manos y rodillas.

- Que precioso, omega. – Murmura Emilio, arrodillándose a su espalda y colocando sus manos en las suaves y redondas nalgas, antes de pasar su lengua sobre la húmeda entrada que no deja de lubricar. – Que delicioso...

Después de sus primeros orgasmos del día, ocasionados por Emilio y su habilidosa lengua y sus maravillosos dedos, Joaquín se encontraba un poco más tranquilo. Aún le quedaban 1 ó2 dos horas de claridad.

- Me puedes anudar, si quieres. – Murmura Joaquín, mientras ayuda a Emilio a envasar la comida, el alfa detiene sus movimientos y lo mira.

- ¿Tú quieres? – Pregunta Emilio sonriendo. Joaquín se lame los labios y asiente, sintiendo sus mejillas arder. – Está bien. Joaco, yo nunca he acompañado a un omega en su celo, lo siento si no lo hago bien.

Foll's Gold // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora