|𝟺| 𝙼𝚊𝚜𝚝𝚞𝚛𝚋𝚊𝚌𝚒ó𝚗.

883 21 1
                                    

Jean Kirschtein x Lectora.

Jean era conocido por coquetear con la mayoría de las muchachas del reclutamiento, además de querer una vida cómoda dentro de las murallas, pero sus ideales cambiaron al conocer a su ahora novia.

El castaño estaba embelesado con el tipo de chica que eras, fuerte, determinada, dulce, afectuosa y ruda si era necesario. Siempre alardeaba con sus amigos Connie y Sasha de ti, que era muy afortunado de tenerte.

Habías cambiado al muchacho Kirschtein, ya no competía con Eren por ver quién era mejor partido para Mikasa, en cambio ayudaba al titán a cumplir con las demandas del comandante Erwin. Eras feliz con Jean.

Sin embargo, no todo era color de rosa en sus vidas, el joven de mirada dorada se le dio el mal hábito de la bebida y cuando bebía se deprimía bastante, se culpaba por la muerte de Marco y quería volver a su plan original de vivir tranquilo dentro de las murallas.

—Jean apestas a alcohol— arrugaste la nariz cuando éste se apareció en la puerta de tu habitación, suspiraste, tener un novio alcohólico no estaba en tus planes.

—T/n.... — mencionó sus mejillas rojas y su voz torpe. —Te quiero mucho, preciosa. — escupió, resoplaste, chasqueaste la lengua, tomaste su brazo y lo atrajiste dentro de tu habitación.

El joven entró casi tambaleándose y se sentó en tu cama. Te miraba con una sonrisa boba producto al alcohol ingerido. Tu semblante severo hizo que el castaño borrara su sonrisa, no estabas de humor para bromas y menos para un novio borracho.

—Escucha, es la tercera vez en la semana que bebes, no voy a prohibirte nada, pero deberías controlarte un poco, ayer casi golpeas a Armin por alcanzarme un libro— regañaste al chico, lo amabas y ya estaban por el cuarto año de noviazgo, sin embargo, el último año se había dado a la bebida. — ¿No entiendo por qué bebes, acaso no eres feliz conmigo? ¿No estás bien a mi lado? — el muchacho te miraba con el ceño fruncido, avergonzado, tenías la razón y si él no cambiaba eso... Vio lágrimas rodar por tus mejillas y eso lo alarmó al punto de levantarse para llegar a ti.

—T/n, lo lamento, prometo moderarme... — mordió su labio reprimiendo llorar también. —No quiero perderte, soy un imbécil, soy muy feliz contigo... — Se separó de ti y chasqueó la lengua, frustrado, te oyó sollozar y su corazón se encogió lo que menos quería es que sufras por sus idioteces.

—Jean... — hipaste. —Te amo, por favor deja la bebida...— suplicaste acercándote a tu novio y apoyaste tu cabeza en su espalda.

El joven Kirschtein se giró y te envolvió en un abrazo, mientras hundía su nariz en tus cabellos aspirando tu aroma suave. "Lo juro..." Murmuró cerca de tu oído y correspondiste su abrazo. No iba a ser fácil pero tampoco imposible.

Lo ayudarías cómo con todo porque sabías que quería ser una mejor persona y eso es lo que te había cautivado del muchacho, siempre buscaba ser una mejor versión de lo que esperaba la gente.

Te alejaste para verle, sus mejillas sonrosadas y sus labios apretados reprimiendo el llanto. Dirigiste tu mano a su mejilla y él se restregó contra tu palma sediento de tu cariño. "Te amo, bonita" soltó haciéndote reír suavemente.

Le diste un vaso con agua, al menos para que se le quitará el mareo. Se recostaron en tu cama y enredaste tus piernas con las suyas mientras hablaban como una pareja normal. Pronto ambos reían por sus chistes y porque sus dedos te picaban las costillas haciendo que de tu garganta escapara una risa estruendosa, Jean te miraba con sus ojos embelesados, así te quería a su lado, riendo y siendo feliz.

Lo besaste, su boca ya no olía tanto a alcohol y esté te atrajo a su cuerpo mientras paseaba sus manos por tu espalda y diste un respingo cuando sus manos se colaron por debajo de tu blusa, sintiendo el frío tacto de las yemas de sus dedos. El castaño aprovechó que abriste tu boca para introducir su lengua y enredarla con la tuya.

—Je-jean ni pienses en....en que tendremos sexo en tu estado— sentenciaste jadeante mientras el muchacho devoraba tu cuello.

—Oh...pero T/n... — se quejó el joven y te miró con expresión de cachorro abandonado.

—Ni con esa carita tuya me convencerás sin embargo... — sonreíste maliciosamente y llevaste tu mano a la creciente erección de tu novio que soltó un gemido a tu contacto —Me puedo encargar de otra manera de esto. — ronroneaste contra su mandíbula, enviando una corriente de placer a jean hasta su palpitante miembro.

Desprendiste los botones del pantalón de tu novio y liberaste así su miembro hinchado, el castaño dejo escapar un jadeo al sentir la libertad y gruño cuando tu palma recorrió la longitud de su amiguito. Hiciste movimientos circulares en la punta con tu pulgar y lo oíste maldecir, cosa que te calentaba de sobremanera.

El castaño te quitó la blusa y admiró tu busto, soltaste un jadeo al sentir sus dedos pellizcando tus pezones para que se pusieran duros. Gimió cuando comenzaste a mover tu mano de arriba hacia abajo comenzando a masturbarlo lenta y tortuosamente.

—Mierda T/n... — murmuró el muchacho moviendo sus caderas, acariciándose contra tu palma, excitado por tu roce continuo, llorisqueando por más.

—¿Hmmm qué pasa, mi amor? ¿Quieres que aumente la velocidad o quieres que también juegue con ellos? — Jean abrió grandes sus ojos cuando sintió tu otra mano masajear sus testículos, soltó una maldición a tu persona y mordiste tu labio completamente excitado. —¿Con esa boquita me besas, bonito? — ronroneaste muy cerca de sus labios y él por impulso dirigió su mano por debajo de tu falda larga y comenzó a frotar sus dedos en tu clítoris arrancándote un gemido ahogado.

El castaño ahora se arrepentía de haber bebido, podría estar embistiéndote contra la cama y oyendo tus gemidos pidiendo por más pero no, se juró dejar la bebida solo para poder tener sexo como es debido con su novia.

El chico no paraba de gemir, aunque tampoco dejaba tu entrepierna la cual estaba completamente empapada de tus fluidos gracias a sus dedos que se paseaban frenéticamente por tus mojados pliegues. Jean inclinó su cabeza y atrapó uno de tus senos con su boca arrancándote más gemidos, lamió, mordisqueó y succionó tu pezón, haciendo que dieras un espasmo y comenzaras a respirar agitada.

—¿Parece que mi gatita ha llegado al orgasmo, hmm? — musitó tu chico satisfecho por haberte provocado aquel placentero momento.

—¿Ahora le toca a mi cachorro, no crees? — susurraste recobrando tu aliento y volviendo a la labor de continuar masturbándolo.

Proseguiste con el vaivén de tu mano, intercalando la velocidad arrancándole jadeos y maldiciones al muchacho. Atrapaste sus labios con los tuyos y ahora mantuviste el ritmo de tus movimientos. La respiración del castaño te indicaba que no le faltaba mucho para acabar.

—T-t/n....maldita sea... — maldijo por última vez y dejo escapar un gemido prolongado contra tu hombro.

Su espesa y cálida eyaculación se esparció entre tus dedos y algo había llegada a tu estómago. El cuerpo de Jean dio un par espasmos y su respiración alterada te hizo sonreír.

Una vez se calmó, plantó un beso en tu hombro y fue por algo para limpiarte. Lo detuviste, él te miró curioso y expectante, llevaste tus dedos a tu boca, lamiendo su esperma por completo y esté con la cara completamente roja soltó un jadeo involuntario.

—Eres jodidamente candente y lo sabes, T/n— reíste con complicidad.

—La próxima pensaras dos veces en emborracharte, mi amor. —comentaste y picaste su nariz de manera juguetona. —te amo, Jean— declaraste ahora y besaste los labios de tu novio.

—Yo también te amo, como no te das una idea, hermosa. — expresó el castaño.

Ambos se acomodaron para dormir juntos y al otro día, tu novio no podía ni abrir sus ojos debido a la resaca así que lo dejaste dormir todo lo que pudiese.

SNK { +𝟙𝟠 𝕆𝕟𝕖 𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤 } 𝕍𝕖𝕣𝕤𝕚ó𝕟 𝕔𝕙𝕚𝕔𝕠𝕤 𝕩 𝕝𝕖𝕔𝕥𝕠𝕣𝕒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora