Esto tiene que ser una broma.

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- ¿De verdad estás desempleada de Lunes a Sábado? - miré mal a Zack que no dejaba de reírse.

- Ya déjame en paz, Zack, o te juro que te voy a sacar a patadas. - lo miré mal mientras seguíamos comiendo.

- Tú tranquila hija, que yo puedo sacarlo a sartenazos. - reí con comida en la boca mientras mi madre lo amenazaba con un sartén.

Zack levantó las manos en forma de paz.

- Por eso digo que también puedo seguir colaborando con dinero.

- Ya nos apoyas mucho. - suspiré - Además, si tu novia se entera de que sigues dándonos dinero, se va a poner como una fiera.

- Ella sabe de ante mano, que si me hace elegir entre ella, y mi mejor amiga con su madre, inevitablemente las voy a elegir. - sonreí de lado.

Mi mamá siempre vio por el pequeño Zack, desde que llegaba de la escuela con el ojo morado, hasta que llegaba sin un diente. Prácticamente nos criamos juntos.

- Yo también puedo buscar algún trabajo, digo, uno sencillo ¿Verdad?, pero también puedo trabajar. - suspiré mirando mal a mi mamá.

- Tu no entiendes Soledad. - dejé la cuchara en el plato - No puedes estar de un lado a otro mamá, no puedes, ¿Por que no me escuchas?

- Pero ni siquiera tienes trabajo hija, ¿Cómo vamos a mantener esta casa?

- Mamá... - Suspiré - De eso me encargo yo, no te preocupes, en este momento saldré a buscar trabajo... - la puerta se escucha y frunzo el entrecejo, de manera inmediata miro a Zack.

- A mi no me mires, no he hecho nada malo. - entrecerré los ojos - Si me golpeas, tu mano se va a lastimar mas de lo que ya esta. - señaló mi mano vendada.

- Ojalá no ayas hecho algo estúpido. - me levanté y pase por la sala para abrir la puerta, trague duro al ver a un hombre rubio, ojos azules y semblante frio.

- Buenos dias, mi nombre es Armin Anderson y vengo por la Señorita T/n Polsen. - parpadeé varias veces.

- Ah... ¿Para qué? - fruncí el entrecejo.

- Le pido que me acompañe por favor. - mordí mi labio mirando en dirección a la cocina.

- Permítame, adelante - me hice a un lado para que el rubio entrara, cerré la puerta y caminé a la cocina.

- ¿Quién es? - Zack estiro el cuello, le di un leve golpe en la frente - ¡Ay!

- Deja de ser cotilla. - miré a mi mamá - Regreso más tarde ¿Si? No te preocupes. Zack - lo miré - por favor revisa que se tome todas sus medicinas, por favor.- él asintió y tomé una chamarra para irme con el rubio de la puerta. - Listo.

Él asintió sin dirigirme una palabra y me llevó a la camioneta negra.

<<Ya. Valimos. Madres...>>

Conciencia...

<<Nos van a matar, T/n, no volveremos a ver a mamá, y ¡La sopa! no volveremos a comer su sopa.>>

¿Quieres calmarte? No nos van a matar.

<<Entonces ¿Para que mandaron a un tipo alto con cara de matón a por nosotras?>>

Bien, eso si no sabia cómo contestarlo.

- ¿A dónde me lleva?

Tragué duro cuando no me contestó, por culpa de mi conciencia no dejaba de pensar que me iban a descuartizar y me lanzarían a algún bosque, o me utilizarían como alimento para los lobos.

Cuando seas mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora