CAPITULO 6

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Samuel quedo perplejo, perdido y helado. Mantenía el papel en sus manos, no pudiéndose creer lo que estaba pasando. Lo leia una y otra vez intentando asimilarlo, sus manos temblaban levemente y su labio titubeaba. Quería salir corriendo a casa de Guillermo, mandar todo a la mismísima mierda y abrazarlo una vez mas.

Jalo aire pesadamente, dejo la hoja en una encimera y llevo sus manos a sus cabellos halandolos ligeramente, se sentía feliz, frustrado, enojado. Todo junto.

James se lo había entregado cuando ya no habia nadie y al ver a Samuel en trance y este no le contestaba se había despedido sin obtener respuesta por parte del castaño a quien le tocaba cerrar el local.

»Samuel, Guillermo estuvo aqui«

Era simple, le estaba avisando lo estaba buscando. Lo que no era del todo comprensible era porque nadie le había dicho, Luzu seguramente lo había visto en el restaurante.

¡Claro!

Si que lo había visto y por ello les había pedido no salieran por nada del mundo.

Samuel entonces se río, lo hizo como hace meses no lo hacia, era de felicidad pura. Su amado aun lo recordaba, así fuese como a un compañero de trabajo, como a un amigo, como aquel chico que vio al despertar o como fuera.

[...]

Guillermo miraba al techo de su habitación, estaba sonriendo, sintiendo su pecho lleno. Repetía aquel recuerdo en su mente una otra vez, casi podía jurar su estomago tenia mariposas, y es que aquel chico lo hacia sentir terriblemente bien.
No sabia si era normal o si su mente le estaba jugando una mala jugada y al ser su único primer recuerdo lo hacia sentir como si fuese lo más importante en el mundo. Claro que quería contarle a su familia había tenido un avance aunque por desgracia no podía puesto que los habia desobedecido.

Ahora era momento de su siguiente etapa en su plan.

Debido a que ahora tenia a una prometida, debía ser un caballero y poder invitarla de vez en cuando a salir, y para ello debía trabajar y es que él no se creía el cuento de su madre, ella le daba dinero diciéndole tenia mucho ahorrado antes de perder la memoria pero vamos que en poco más de un mes y medio despierto se había dado cuenta podía ser mucho, menos ahorrador.

Al principio obviamente nadie queria aceptarlo, no obstante, era un adulto de 26 años y deberia hacerse responsable de el mismo, de su próxima esposa y finalmente retomar su vida de nuevo.

Al final había llenado su solicitud, la había entregado y sentia le había ido bien en la entrevista. Lana le había ayudado a elegir que ropa llevar, eran buenos amigos ahora, había conexión, pero seguia sin haber atracción.

Por otro lado, se le veía notablemente mas feliz a Samuel, hacia su trabajo con alegría. Luzu sospechaba pero al no ver regresar a Guillermo en los dias posteriores había intuido que su amigo simplemente lo iba superando de a poco. James era callado, por lo que no habia comentado nada sobre aquel papel extraño y la reaccion de su compañero.

En aquel dia Samuel era el encargado de recibir los ingredientes frescos para el restaurante, se turnaban entre todos cada día hasta darse abasto. Llevaba ropa normal y esperaba llegase el camión con dichas cosas.

Reviso una vez más la lista para asegurarse nada se le olvidara. Al alzar la mirada observo al camión llegar, el señor Gonzalez, su proveedor se bajo del automóvil saludándolo cordialmente.

-Es un gusto volver a verte muchacho- le sonrió.

-Lo mismo digo tío

Samuel le dicto la lista al mayor quien confirmaba y le pedía las cosas a su ayudante quien estaba de espaldas separando las cajas. Continuaron platicando brevemente sobre las ventas cuando se escucho un golpe.

Al ayudante se le había caído una caja de cebollas que afortunadamente estaban aun en buen estado, había caído la caja pero no las cebollas.

-Es el chico nuevo- susurro Gonzalez calmo. Era una persona amable y comprensiva.

Dio un paso dispuesto a ir y ayudarle, mas Samuel no iba a permitir cargara cajas, era una persona ya un poco mayor y a decir verdad él no estaba nada mal físicamente.

-No, no permitame que yo voy- dijo poniendo la mano frente al mayor.

El chico ayudante apenado no había girado la vista y había continuado con cosas mas pequeñas. No había querido girarse por los nervios, conocía esa voz.

-Gracias muchacho, eres siempre tan amable, por lo pronto iré a a hacer una llamada aprovechando tu ayuda

El castaño sonrió y con un »claro« se dispuso a ir por esas cajas.

-¿Y cuanto tiempo llevas aquí? No te había visto- Pregunto Samuel intentando ser amable.

El chico estaba agachado, llevaba una camisa gris, pantalon de mezclilla, delantal y una gorra azul que le cubría el rostro.

-Vamos chaval, que no muerdo- espeto divertido.

El contrario alzo la mirada dejando ver sus ojos achinados y Samuel sintio su corazon paralizarse.

-¿Guille?- Pregunto con una confusión que no era ni medio normal. Estaba completamente anonadado.

No sabia que hacer.
¿Que hacia alli?

El mencionado paso saliva, escuchar esa voz pronunciar su nombre le erizaba la piel. Carrapseo un poco y divertido hablo.

-Nadie quería contarme sobre ti cuando preguntaba, así que decidi averiguarlo por mi mismo- lo habia dicho directo y claro sin saber de donde había agarrado la valentía.

Todo había sido planeado por el pelinegro, había investigado quien surtía a aquel restaurante y había presentado su currículum. No era nada tonto. Llevaba escasos 5 días trabajando allí, siempre cubriéndose el rostro y sin girar a ver. Hasta ese día que escucho esa voz y se puso nervioso.

El señor Gonzalez era nuevo por la zona por lo cual no había conocido antes a Guillermo.

El contrario se mantenía en shock, con los labios entre abiertos y sin poderlo evitar lo abrazo.
El menor se mantuvo inerte por unos cuantos segundos, la electricidad recorrió su cuerpo, el calor reconfortante en su pecho lo invadió y correspondió el abrazo, se perdió en el mayor tal como en su recuerdo.

Pero ahora era real y se sentía mucho mejor.

-Siempre tan terco- susurro Samuel divertido.

Guillermo río por lo bajo, sabia era terco, y si aquel chico se lo decia era porque debia conocerlo muy bien.

-No recuerdo nada- susurro aun en el abrazo, no era incomodo permanecer así, se sentía en casa, confiado a hablar con total confianza -Mi familia tiene miedo vuelva a mi vida anterior o siquiera sepa algo

El castaño se separo un poco del abrazo y lo miro a los ojos. Guille no tenia la culpa, decirle todo de golpe seria muy fuerte y dificil. Claro que queria seguirlo viendo, fuera como su amigo y a escondidas. Estaba dispuesto a ello.

-Lo se, y se piensan es lo mejor para ti, te quieren cuidar- Suspiro -Aunque imagino la frustración que sientes

Un pequeño puchero se formo en los labios del chico, estaba cansado de sentir esa frustración.

-Porfavor, tu no me ocultes quien era- rogo-Eres mi única esperanza.

El corazón de Samuel se estrujó al sentir la desesperación en sus palabras y visión. No sabia que haría, ni como terminaría todo, lo único que sabia era que aquel chiquillo terco seguía siendo su debilidad.

Antes de que el señor Gonzalez regresara habían acordado hablarse por mensajes en secreto, no le dirían a nadie y Samuel le contaria que solia hacer, sus gustos y todo lo necesario.
Lo haría ocultando solo un pequeño detalle, ellos eran novios. Aun lo eran puesto que nunca habían terminado, nunca lo habrían querido de no haber pasado aquel fatídico suceso.

Quizás con suerte, quizás en el iluso corazón de Samuel se mantenía la llama de volver al ayer.

¿Me recuerdas? WIGETTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora