CAPITULO 15

17 2 0
                                    

Por un segundo Samuel se había quedado helado al procesar que Guillermo lo estaba besando, ciertamente no tardo mucho para comenzar a correspoderle el beso el cual era un poco torpe debido a la alcolizacion del momento aunque de apoco se acoplaron al ritmo del uno al del otro. El corazón de Guillermo se acelero en demasia al poder plasmar en su cabeza un nuevo recuerdo.

Ahora lo sabia.
No era la primera vez que besaba al castaño.
La imagen en su mente no era clara pero por la manera de mover sus labios, el sabor de los mismos y las cosquillas en su estomago sabia los habia experimentado antes, podría jurar conocía a aquel hombre de toda la vida, y ahora que había probado de él sabia ya no habia vuelta atrás y no podria detenerse aun estando sobrio. Aquellos tragos no habían hecho mas que darle valor a realizar lo que desde hace tantos días quería.

Abrió un poco los labios para darle permiso a la lengua del mayor quien pedía permiso con desespero. El beso era necesitado, intenso y añorado por ambos, continuaron con ello hasta que la falta de aire los obligo a separarse. Samuel recargo su frente contra la del pelinegro y le miro unos instantes. Bajo su mano y la coloco su cadera apegandolo más a él.

—¿Estas bien?— se animo a preguntar viendo los labios entreabierto y rojos de Guillermo como en una especie de shock.

—Mejor que nunca— asintió con la cabeza y río —Puede no recuerde mucho de mi vida, pero definitivamente se que no es la primera vez que nos besamos

Samuel abrió los ojos como platos, ¿Habia esperanzas a que Guillermo algún día lo recordase por completo?
Pues de ser así no daría vuelta atrás despues de lo sucedido.

—¿Tu recuerdas algo?— lo tomo por las mejillas con los ojos llenos de ilusion evidenciándose al instante.

—La verdad no mucho— se sonrojo por el toque del mayor —Pero se que tu me gustabas, y se esta sensación ya la habia tenido antes contigo.

—¿Y entonces porque casarte?— pregunto Samuel calmo dejando un pequeño pero nuevo casto beso en los labios del pelinegro.

Este suspiro pesadamente.

—Bien, veras, solo no quiero decepcionar a nadie — el castaño entendió todo al momento —Mi madre y mi prometida tienen grandes expectativas, además su padre esta muy enfermo del corazón ¿Y si se entera le cancele a su hija y le pasa algo?

—Entiendo, chiqui— le dijo sobando su moflete con su dedo pulgar aun sosteniendo su rostro.

Guillermo cerro los ojos disfrutando su caricia, el apodo y su calor tan cerca, una vez asimilada la situación, lo entendio, Samuel le correspondia de verdad y definitivamente no quería que aquello cambiase.

—No se que hare — susurro — Pero te aseguro que no me arrepiento de besarte.

Alzo la mirada, Samuel le miraba atento con la mirada llena de ternura, él estaba dispuesto a ser el amante por un buen tiempo mientras recuperaba la memoria su amado. Para darle el valor necesario y poder continuar a su lado.

—Yo tampoco me arrepiento, no cambiara el hecho jamas— contesto franco antes de que el menor una vez mas estampara sus labios con necesidad contra los suyos.

Todo al rededor había desaparecido para ellos dos, la musica, la demás gente, todos, solo existían ambos en su mundo perfecto. Guillermo lo tomo por la nuca apegandolo más sintiendo el fuerte agarre del contrario por sobre su cintura. La electricidad en sus cuerpos era tanta que no creían no podía ser normal, encajaban perfectamente con el otro y no había manera de romper aquella conexión. Tomaron un poco mas, bailaron y continuaron besándose.

—¿Puedes llevarme a casa?— pregunto el pelinegro separándose de alguno de tantos  besos —Me encuentro un poco mareado.

Ambos sonrieron y Samuel asintió guiando lo por el lugar hasta llegar a su auto, le abrió la puerta e ingreso después. A decir verdad el castaño aun daba guerra para rato, tenia mucho más aguante que su acompañante, siempre habia sido asi, no obstante el rostro de Guillermo le delataba él ya estaba en las ultimas. Se preocupo, no sabia si su primo Frank estaria en casa y podría cuidarlo o de lo contrario estaría solo el resto de la noche.
Lo miro con las orbes perdidas y una leve sonrisa intacta, no podia dejarlo solo.

¿Me recuerdas? WIGETTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora