Little By Little // JiRosé

Chapter one

Capítulo uno:

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Rosé ajustó sus binoculares, abrió su boquita en forma de "o" y los ojos le brillaron.

Oficialmente era una pecadora.

Pero Demonios...era la primera vez que su vecino abría su ventana, no estaba totalmente abierta, por supuesto que no, pero era suficiente como para verlo andar sin camisa, hablando por teléfono con el ceño fruncido, mientras en su mano derecha llevaba una copa con líquido rojizo, posiblemente vino.

Ese hombre era pura tentación, de esas que sabes te llevarán al infierno, pero igual no puedes resistir.

—¿Ya terminaste de acosar al hombre de al lado?

Rosé pegó un brinco y tiró los binoculares lejos de ella, palmeó su rostro y parpadeó repetidas veces. ¿Así que eso era viajar a otro mundo?

—Irene...—sonrió nerviosa y se acercó hasta la pelinegra—¿N-no que ibas a venir a las cuatro?—evitó responder lo que mencionó Bae anteriormente.

—Son las cuatro con quince—se burló—Pensaba venir antes aprovechando que tus padres están de viaje por su aniversario...—se tiró a la cama como si fuera la propietaria—Pero Seulgi me pidió un aventón, venía a ver a Sana, ¿Sabes en que se andan esas dos?

—No, Realmente Sana y yo no hablamos. Ella es...todo lo que a mí no me gusta. Prefiero no juntarme con ella.

—Es una chica segura y que siempre obtiene lo que quiere, ¿es eso lo que tanto detestas de ella?

Irene tenía aquella imagen sobre la hermana de su mejor amiga, eso era lo que Sana le transmitía a la gente, una fuerte confianza. Siempre sonriente y optimista, mostrándose madura y valiente ante toda situación, era todo lo contrario a Chaeyoung, quien a veces era pesimista y obstinada. Invivible y con algunas personas, insoportable. Pero también podía llegar a ser el ser humano más adorable del puto universo.

—Se supone que eres mi amiga, no hables como si me odiaras—frunció el ceño disgustada mientras sacaba de un estante los libros de matemática.

—Solo te hice una pregunta—Irene elevó sus manos inocentemente—¿Qué es eso que te hace odiarla tanto?

—Me molesta que todos piensen que ella es Miss perfecta, todos aman a este tipo de chicas ¿no es así? Por eso ella quiere dar esa imagen, pero sólo es una máscara, yo lo sé.

—Pequeña, puede que lo que dices sea cierto, pero si no tienes un argumento con pruebas tus palabras se irán al carajo—Rosé suspiró, porque lo sabía—Ya deja eso, además, ¿por qué quieres exponer a tu hermana? ¿te hizo algo? ¿tanto la odias como para querer hundirla?

—Quiero quitarle todo lo que no se merece...

Quiero dejar de ser su sombra...

[...]

Eran alrededor de las ocho, la señora Bae había venido hace una hora para llevarse a Irene. Era ya su hora de dormir pero ella quería seguir estudiando, no porque lo deseara, sino porque su madre la había amenazado con enviarla a trabajar si volvía a reprobar la clase.

Le dió un escalofrío de sólo verse trabajando.

Se puso de pie y caminó hasta la ventana, esa que había cerrado para tratar de concentrarse en los libros y no en su vecino de pectorales bien trabajados.