Chapter six

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Capítulo seis:

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—Hay una manera Minnie, una sola manera para que Park Sana no suelte la sopa—mencionó la rubia con una sonrisa totalmente descarada.

A Rosé le tembló todo el cuerpo, pero aún así, siguió aturugándose con ramen. Los tres estaban sentados en el comedor, Sana tenía una postura dominante, pues sabía que ambos estaban en sus manos. Jimin por su parte lucía despreocupado, nadie lo intimidaba, mucho menos una mujer tan repugnante como lo era Park.

—Habla de una vez—pidió el mayor. Rosé terminó de masticar y dejó el tazón a un lado, atenta a lo que su hermana fuera a decir.

—Rosé, vete a casa—la menor, sabiendo que la conversación ya no la incluía, hizo el ademán de levantarse dispuesta a irse. Pero jamás esperó que Jimin le pellizcara la pierna bajo la mesa, haciéndola dar un brinquito.

—Ella se queda, y tú habla rápido. Recuerda que también puedo hundirte en solo un chasquido.

Sana no tuvo de otra más que suspirar derrotada y acceder a hablar frente a la menor.

—Finge ser mi pareja—habló bajito, apretando los puños. Jimin elevó una ceja y Rosé ahogo una carcajada—En una semana, mis padres organizarán una reunión en honor al compromiso de Chaeyoung y también por su cumpleaños, y tengo que presentarme con alguien. De otra manera, voy a parecerme demasiado a mi hermanita, voy a parecer una fracazada.

—¿No lo eres ya? Callendo así de bajo, me parece que ya eres más que una fracazada, también eres una arrastrada—articuló la pelirroja mirando sus uñas. Su hermana arrugó el ceño, maldiciendola desde su subconsciente.

—No haré eso—se negó el pelinegro—Pídeselo a alguien más.

—Es eso, o tus negocios y tú reputación podrían irse a la mierda. ¿Crees que yo dudaría en denunciar que en tu bar trabajan menores de edad?

—¿Y crees que yo dudaría en exponer a tu familia que te prostituyes ahí?—contraatacó.

—Uuh—Rosé hizo un ruidito con sus labios, de manera burlona. Jimin volvió a apretar su pierna de manera demandante, -ya que en ningún momento había alejado su mano de su pierna.-

—Jimin, es solo un favor. No hay necesidad de acudir a esas medidas—al parecer, se había alterado con lo último—Puedo trabajar gratis.

—Será un trato si prometes que después de todo este teatrito no me volverás a dirigir la palabra, jamás Sana—sus duras palabras retumbaron en la cabeza de ambas.

Rosé se tensó también. Eso significaba que iba a acceder a ayudar a su hermana. Significaba que se tomarían de la mano, se darían besos y muchas cosas más. Falso o no, lo harían. Quería hablar, evitar aquella locura, pero el nudo creciente en su garganta se lo evitaba.

—Es un trato Jimin-ssi.

[...]

Más tarde...

—¿De dónde vienen?—Sandara cuestionó cuando las vio cruzar el umbral de la entrada. Sana solo hizo un ademán con la mano y continúo su camino sin dar explicaciones, su madre no preguntaría de todas formas.

Little By Little // JiRoséDonde viven las historias. Descúbrelo ahora