Chapter ten

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Capítulo diez:

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Subían las escaleras tomados de la mano, Jimin la guió pacientemente mientras ella limpiaba sus lágrimas con la manga del suéter, mismo que utilizaba para cubrir sus pechos también.

Una vez terminaron de subir, Jimin abrió sin chistar la puerta de su habitación y la jaló cuando ella se vio tímida ante la idea de cruzar, porque estaba semidesnuda, tenía al lado a un hombre que se sabroseaba a diario, ¿Acaso entrar a su habitación no era demasiado para su pobre ser?

—Quita cualquier pensamiento pervertido de tu cabeza mocosa—le dijo una vez la dejó sentada en la cama, para dirigirse a los cajones y sacar una caja negra, en dónde estaban sus pomadas.

—U-uh, yo no pienso en nada—se defendió.

—Tus mejillas siempre te delatan—se acercó a ella mientras abría una inolora pomada, seguidamente tomó uno de sus brazos y comenzó a aplicarla suavemente—Son bonitas—volvió a hablar. La menor lo golpeó por inercia, haciendo que el suéter que sostenía se deslizara un poco, pero sin llegar a mostrar sus pezones.

Jimin relamió sus labios, pues había notado el castaño lunar que adornaba su ceno derecho. Era sexi. Los lunares, para Jimin, eran la representación de los lugares más deseables en una mujer.

—Oye, ¿Hasta cuándo dejarás la farsa que te tienes con Sana?—luego de un rato, Rosé no dejó pasar la oportunidad de cuestionar aquello.

—¿Te molesta lo que yo pueda tener con tu hermana?

—Sabes que sí.-admitió descaradamente.

Jimin suspiró, tratando de ocultar la risita que se le quiso salir. Era extraordinaria la manera en la que ella podía ser adorable y tímida, y de un momento a otro se veía malditamente sexi mostrando su enojo y hasta cierto punto, posesividad.

Acuéstate boca abajo—Le dijo, pues curaría su espalda ahora—Y respondiendo a tu pregunta, solo serán cinco meses—la escuchó gruñir—No te enojes por eso, sabes que...lo hice por tí.

Ambos sintieron un cosquilleó ante lo último. Pero Rosé quería seguir reclamando, porque la hacía sentir como si estuvieran en una relación y él estuviera haciendo lo posible para hacerla feliz. Era una sensación que quería guardar en lo más recóndito de su corazoncito, porque quizás nunca más volvería a experimentarlo.

—Ni siquiera fue necesario, hubiese dicho que me dabas tutorías o algo así—se encogió de hombros, sintiendo las suaves manos de Jimin acariciar la piel de su espalda, sobándola e incluso dando masajes.

—Conociendo a Sana, hubiera dicho cualquier cosa para pisotear tu argumento, y conociendo a tus padres, le hubieran creído, ese día me confesaste que te ibas a casar, pensé que sería demasiada presión para un ser como tú. Eres solo una adolescente—Rosé asintió con la cabeza hundida entre las almohadas que olían a el.

Para cuándo Jimin acabó de acariciar y unir suavemente todos los lunares de su espalda, se dió cuenta de que Rosé ya estaba durmiendo plácidamente, con el cabello despeinado y una respiración tranquila.

Le fue imposible no dejar un cálido beso en su cabeza y dejarla descansar el resto de la tarde.

[...]

Esa noche...
07:10 p.m.

—Espero no hallamos interrumpido algún momento importante.-mencionó Namjoon tomando asiento al lado de esposa. Sandara negó al instante, alegando lo complacida que estaba de tenerlos como invitados—Lo que sucede es que Hwasa y yo estuvimos hablando sobre nuestros hijos, van a casarse, pero son dos completos extraños, ¿No deberían convivir siquiera un poco?

Little By Little // JiRoséDonde viven las historias. Descúbrelo ahora