Chapter fourteen

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Capítulo catorce:

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—Tu amigo, el dientes de castor, es un hijo de puta—¿Sí seguía ebria? Sí, aún lo estaba en un nivel excesivo. Después de la deprimente anécdota, el alcohol había regresado a su efecto como un balde de agua fría—Me dijo que había engañado a su novia, que las relaciones serias no valen la pena, que todo acaba.

Jimin frunció el ceño. Cuando regresaran, se encargaría de que no se volviera a juntar con Rosé.

—Él hizo mal, sin embargo tiene razón, todo se acaba Rosie, todos debemos tomar en cuenta de que nada es para siempre—suspiró abrazándola un poco más fuerte—Pero eso no significa que debas cagar aún más la situación. Simplemente implica valorar al máximo todo lo que puedas llegar a obtener en el trayecto de tu corta vida, ya que nunca sabes cuándo se te será arrebatado.

—Entonces, disfrútame al máximo Jimin-ssi—fueron sus últimas palabras antes de caer dormida en sus brazos.

[...]

Taehyung llegó a su casa a eso de las dos de la mañana, no había bebido tanto, tampoco había tenido sexo con alguien, pues quería respetar a la chica que había traído con el. Porque a pesar de todo era su prometida y no quería que lo viera en sus andanzas, claro que no.

Con ese pensamiento subió hasta su habitación, y de paso tocó la puerta de Rosé, creyendo firmemente en que hace un buen rato había vuelto. Tocó un par de veces pero no fue atendido, así que chasqueando la lengua se alejó y fue a su propia habitación.

Seis horas después, despertó por la luz en su cara y la brisa que entraba por la ventana.

Disgustado por su falta de descanso bajó las escaleras esperando encontrarse con Rosé ya desayunando. Pero muy contrario a lo que esperó, toda la casa estaba vacía y reinada de silencio. Igual que la noche anterior, volvió a subir a la habitación de la fémina, está vez abriéndola sin esperar respuesta.

Se encontró con la cama vacía.

Preocupado, tomó su celular y marcó el número de Rosé.

La primer llamada no fue atendida, ni la segunda, si no hasta la tercera.

—¿Hola?dicha voz lo sorprendió de sobremanera, haciendo que frunciera el ceño.

—¡¿Quién mierda eres y por qué tienes el celular de mi chica!?

Primero, no me grites si no conoces las putas razones por las que tengo el teléfono de tu prometida.

—Entonces habla—exigió, sintiendo el frío recorrer su espalda, estaba enojado, con miles de escenarios en su cabeza.

Para empezar soy solo un amigo suyo que tuvo que acogerla gracias a qué tú, maldito imbécil, la dejaste salir a un lugar que no conoce. ¡En qué cabeza cabe!

—¡Le dije dónde podía buscar las llaves!

-Fue una irresponsabilidad de tu parte, tú no debías salir ni dejarla salir sola sabiendo que existía la posibilidad de que se perdiera. ¿Que hubiera pasado si yo no la hubiera encontrado? ¿No piensas, acaso?

Little By Little // JiRoséDonde viven las historias. Descúbrelo ahora