XX

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Algo viejo, algo nuevo algo prestado y algo azul...
Eso era lo tradicional de las bodas, y la gran boda entre el príncipe heredero de la corona junto con la dama luminosa no sería la excepción.
La joven se miraba al espejo. Cualquiera se deslumbraría con tal belleza, mas ella estaba demasiado triste para poder contemplar su hermosura. Por la puerta entró su hermano con un elegante traje, quien sonrió con lástima al verle.

—Te ves hermosa, Lux.

—Gracias —dijo en un tono triste y desvanecido.

Garen se dirigió a ella y la abrazó.

—Lamento que tengas que hacer esto, pero te prometo que estaré siempre a tu lado.

La chica le devolvió el abrazo. Le rodeó con fuerza, y unas pequeñas lágrimas comenzaron a caer, deslizándose por sus mejillas hasta impactar con el suelo.

—No quiero hacerlo, Garen... sé que debo, pero te prometo que no quiero...

—Yo lo sé, pero ya verás cómo lo superas. Lo haremos juntos.

—Necesito pedirte un favor...

—Lo que sea.

Lux se separó de su hermano, y se dirigió a su mesita de noche, en la cual había un sobre que recogió con delicadeza, y no dejó de mirarlo hasta que la puso en las manos de su hermano.

—Es para Ezreal... no puedo dárselo yo, no puedo mirarlo a los ojos así.

—¿Estás segura de que no quieres ir a verlo?

—Es lo que más quiero en este mundo, pero no... ni a mí ni a él nos hará bien. ¿Puedes entregárselo?

El chico miró el sobre, y luego a su hermana. Le rompía el alma tener que verla así; infeliz.

—Claro que sí.

—Bueno, ya casi es hora así que... terminaré de arreglarme.

—Bien, y yo iré a... a eso.

El demaciano, inundado por la tristeza de ver así a su hermana,  salió de la habitación, y mantuvo la mirada cabizbaja todo el camino hacia el lugar donde se encontraba el chico de Piltóver, quien yacía acostado en la cama, miraba inmóvil hacia la ventana.
Se percató de la presencia de Garen, sin embargo no se volteó. No tenía fuerzas para hacerlo.

—Lux quería que te entregase esto —dijo Garen, extendiendo el sobre.

Ezreal siguió sin mover un dedo, y sólo parpadeaba mirando hacia la ventana.
Un poco de cólera invadió al castaño, lo que hizo que su mano apretara el sobre y lo doblara.

—¿Por qué tenías que aparecer en su vida? Ella estaba bien cuando no te conocía, y ahora... ahora ni la reconozco.

—¿Crees que es mi culpa? —preguntó, sin moverse de su posición—. Ella no estaba bien antes de conocerme. No estaba bien cuando me conoció, y no está bien ahora.

Por un momento, un silencio se presentó en la habitación, el cual fue nuevamente interrumpido por el rubio.

—Ella nunca ha estado bien, porque toda su vida ha pensado que es una falla, un monstruo, porque ustedes los demacianos la hicieron pensar eso.

—No es su culpa ser como es...

—Qué bueno que al fin lo entiendes, Garen, pero ser como ella es no tiene nada de malo. Ella es perfecta, jamás fue defectuosa. Y cuando pudo probarse así misma, cuando puso en práctica su habilidad, se sintió libre. No estaba bien, porque para ella era incorrecto, pero no le importaba, porque era libre, y no fui yo quien le enseñó eso. Lux lo hizo sola, y ahora porque cree que debe enorgullecer a su nación y a su familia, y reparar un error que ni si quiera existe, será infeliz por siempre. No solo porque me ama a mí, sino porque está encadenada por los prejuicios que los demacianos... que los estúpidos demacianos tienen respecto a ella. Golpeame si quieres, mátame, ya no importa. Demacia es una mierda.

don't leave me(Ezreal x Lux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora