XIV

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Una helada tormenta cubrió a Demacia.
Había un frío casi insoportable, y la ciudad se encontraba vacía.
El joven castaño se lavaba la cara. Llevaba una semana durmiendo tres horas promedio en la noche.

Algo era seguro: debía salvar a Lux, de Noxus, de Sylas, de los propios demacianos y también de sí misma. Pero ni siquiera sabía su paradero, y solo deseaba que ella estuviera bien, que estuviera viva, y algo dentro de él le decía que lo estaba. En cualquier caso debía partir a buscarla, y rápido.

Luego de salir de su baño, empezó a vestirse y colocarse las partes de su armadura. Pasado un rato, su tía se presentó en la habitación.

—Hace mucho frío como para salir —dijo en un tono áspero y seco.

—El frío jamás ha sido motivo para detenerme. Lux está allá afuera, en alguna parte, y debo encontrarla antes de que alguien más lo haga —respondió, poniéndose las hombreras. 

—Tal vez fue lo mejor. Ella solo traía problemas... tal vez hizo un favor en desaparecer.

Garen sintió una rabia instantánea con aquellas palabras. Tuvo ganas de golpear todo a su paso, de romper cada parte de su habitación. En vez de eso, siguió vistiéndose, pero no de quedó callado.

—¿Cómo puedes decir eso?

—¿No crees que es lo mejor?

—¡Claro que no! —gritó—. Ella es mi hermana, es lo más preciado que tengo, y si Lux escapó fue por gente como tú. Ella no es un monstruo, y aunque lo fuera daría mi vida por ella una y otra vez.

El joven tomó una capucha y se acercó a la puerta.

—Así que saldré a buscarla, y el frío no me detendrá... ni tú tampoco —dijo, saliendo de la habitación y dejando a su tía con una cara seria y enojada. Era la primera vez que él le levantaba la voz.

Garen salió rápidamente de la mansión y montó un caballo blanco, cabalgando rápidamente hacia la frontera demaciana.
Tal vez en ese momento no pensaba con claridad, ni siquiera razonaba. Pero le daba igual, ya que debía encontrar a su hermana.

Por la gran tormenta, el camino casi no se divisaba, y por lo mismo el castaño no se dio cuenta de que había una persona justo frente a él, a centímetros de arrollarla. Por suerte pudo frenar a tiempo.

—Garen Crownguard... veo que ya estás mejor.

El joven reconoció la voz enseguida.

—Quinn... lo siento, no venía pensando muy bien. ¿Qué haces aquí?

—Valor y yo queríamos dar un paseo, y  este clima es gratificante para hacerlo. ¿Y tú?

—Voy hacia Uwendale, una misión de la Corona...

—Eres pésimo mintiendo, ¿lo sabes?

Garen bajó de su caballo, y se acercó a la joven y su ave.

—Debo encontrar a Lux antes que cualquiera lo haga... ni siquiera los demacianos. No confío en algunos.

Quinn se quedó callada, con una mirada extraña y una expresión muy seria en su cara. El castaño por supuesto que se percató de aquello, e intuyó que la joven demaciana ocultaba algo.

—¿Tú sabes dónde está mi hermana?

Hubo silencio.

—Quinn, por favor. Solo quiero protegerla, necesito traerla devuelta a casa.

—Sé a dónde se dirigía, pero no sé nada de ella y debo admitir que estoy algo preocupada.

—¿Dónde está?

don't leave me(Ezreal x Lux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora