8. Contratiempo

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Wooyoung entro a la oficina de Seonghwa después de haber recibido una llamada de su madre avisándole que no podría pasar por su pequeña.

—Seonghwa, mi mamá no podrá ir por Luda —el rubio asintió—, te veo mañana.

—Claro.

Wooyoung salió con prisa pues no quería demorarse en llegar por su pequeña, pues no quería quedar mal o como un padre que no se preocupa por llegar a tiempo por su hija.

Se detuvo a esperar que el semáforo se pusiera en rojo para pode cruzar la calle, más personas se pararon a su lado pero las ignoro, hasta que reconoció una risa, con desconcierto volteo y sus ojos enfocaron a un peliazul, esté al sentirse observado alzo la vista y su rostro palideció, termino su llamada sin dejar de mirarlo.

—Hongjoong —soltó incrédulo.

—W-Wooyoung —musitó sin creer a quien estaba viendo—, eres tú.

Ambos se quedaron congelados en su lugar, nunca creyeron que se volverían a ver.

—Ha pasado mucho tiempo —Wooyoung alzo una ceja.

—Supongo —nunca espero que lo volvería a ver y agradecía que su pequeña no estuviera con él en esos momentos.

—¿Y como has estado? —preguntó con una pequeña sonrisa.

—He estado muy bien —su tono de voz sonaba duro e indiferente.

—¿Y que hay de la bebé? —Wooyoung frunció el ceño, ¿en verdad había preguntado por su pequeña después de abandonarla? Él decidió no hacerse cargo e irse.

—Ha estado perfecta sin ti —Hongjoong asintió.

—Wooyoung...

—Es bueno que estés bien, pero tengo cosas importantes que hacer —no espero nada, cruzó la calle, no sin antes fijarse de que podía pasar.

A Hongjoong no le importó su hija cuando la estaba esperando, así que menos le importaba ahora que tenía seis años. Miro su reloj y maldijo entre dientes, ya iba tarde, sólo esperaba que su hija estuviera bien.

San rió con delicadeza después de escuchar a Luda contar un chiste, no era el mejor pero la infantil risa de la menor era contagiosa. Ya era algo tarde y el padre de la menor no llegaba, y como él no tenía que rendirle cuentas a nadie se quedó con ella.

—Mi papi se está tardando mucho —comento la pequeña de cabello castaño con un tierno puchero.

San a veces se preguntaba quién era el otro padre de Luda, sabía que no debería estar haciendo esas preguntas porque no era de su incumbencia pero igual estaba ahí con la duda, más no iba a preguntar, no era de buena educación hacer eso.

—Seguro no tarda en llegar —Luda abulto sus labios.

—Mi papi es el mejor —el pelinegro sonrió—, es muy bonito y me quiere mucho —después de eso formó una mueca de tristeza.

Aunque quería a San como su papá, a veces su inocente mente se preguntaba cómo era su otro papá y porque él no estaba con ella y su papá, su abuelita le dijo que él tomó una decisión muy importante y por eso no se quedó con ellos, y su papá Wooyoung le dijo que lo importante era que estaban ellos dos, pero ella quería saber que paso con su otro papá.

—¿Que pasa? —Luda miro a su maestro y lo abrazo. San se sorprendió un poco, pero la abrazo para consolarla.

La pequeña se sintió tranquila estando en los brazos de su maestro, por eso quería que su papá estuviera con él, San era perfecto para su papá. Se acurrucó en él y cerró sus ojitos pues San había comenzado a cantar para ella, le gustaba como cantaba y era mucho mejor que lo hiciera sólo por ella.

𝗣𝗮𝗽𝗮́, ¿𝗲𝘀𝘁𝗮́𝘀 𝗲𝗻𝗮𝗺𝗼𝗿𝗮𝗱𝗼? キ 𝘸𝘰𝘰𝘴𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora