Capítulo 32 - inicio de planes -

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Lara se movió en su cama buscando el cuerpo de Percy para poder abrazarlo, cuando entró en conciencia de que no se encontraba en la cama abrió los ojos de golpe, se levantó rápidamente y verificó que él había marchado.

Se puso su ropa tan rápido como puso, luego buscó al equipo y no estaban, salió corriendo a los finales del campamento y Odian estaba ahí mirando al cielo, ella también mira.

— Papá dijo que ya encendió la antorcha — Odian señalo al cielo y en el cielo estaba brillando una silueta de antorcha, la noche de fuego había llegado.

— Maldito imbécil, lo prometiste — se fue rápidamente para sacar su moto, pero aparentemente no tenía gasolina, luego encontró una bicicleta y se acercó a Odan— dile al abuelo que cuando encuentre a Percy lo voy a Matar — una lágrima brotó de su ojo izquierdo y se fue a toda velocidad hacia la ciudad.

No pasaron más de quince minutos hasta que una mano tapó la boca y María de Lara.

•••

Cuando Rojo hubo llegado con el equipo al edificio, entonces pudieron divisar a la gente rodeando el lugar, sin acercarse demasiado, el peligro estaba latente. Entonces Rojo le dijo al chico cucaracha que era hora de desplegar a sus amigos en los puntos establecidos, el dio la señal y luego le dijo que él también iba a su parte, a lo que Rojo le respondió lanzándole una cuerda con la cual ató su cuerpo dejándole inmovilizado.

— No permitiré que otro niño salga mal por mi culpa — entonces salió del coche y lo dejó ahí, protestando por lo que había hecho.

Las unidades militares seguían rodeando y atacando el edificio, era raro que a pesar de tanto equipo no se hayan dignado a entrar, aunque Percy no los podía culpar, eran peligroso, nada que se pudiera combatir siendo solo un hombre. Más adelante mandaron a uno de los mutantes que había salvado Percy para hablar con los militares e indicarles que se retiren de la entrada.

Cuando finalmente accedieron a hacerlo, un vehículo blindado se acercó a una velocidad sin freno, destrozando por completo la entrada. Del vehículo bajaron rápidamente Rojo y Metal. Por la entrada destrozada entraron Rick y Max. Dark estaba esperando instrucciones junto con Tigresa.

Los militares también se introdujeron al primer piso del edificio, de inmediato cuando pisaron el piso una ráfaga los expulso hacia afuera rompiendo las ventanas, de inmediato se les ordenó retirarse son dejar de rodear el edificio.

Entonces Rojo y Metal subieron alertas hacia el siguiente piso, ni bien pasaron la entrada de las escaleras, los recibieron a golpes, rompiendo la pared detrás de ellos, era Rayer. Tenía el poderoso rugido de un tigre quien había sido cortado de su ojo izquierdo por el héroe escarlata. Rojo iba a atacarlo rápidamente subestimándolo, pero recordó lo difícil que había sido hacerle frente anteriormente.

— Yo me encargo de él, vete Rojo — dijo Metal poniéndose unos pasos delante de Rojo.

— No Irán a ningún lado — añadió Rayer sacando de entre sus armas dos barras del grosor de unos mazos, los cuales se encendieron en una azul intenso, barras eléctricas.

Metal atacó sin pensar y en cuanto una de las barras tocó su cuerpo, este salió disparado por la descarga que recibió, estaba hecho de Metal, y quiera o no, el metal es un elemento conductor de energía.

— Tiempo que no te veía, Rayer — dije intentando ganar tiempo.

— No te creerías las sorpresas que te tenemos.

— Yo también tengo sorpresas — entonces las paredes fueron atravesadas por una máquina encendida en un rojo flamante ante haciendo volar a Rayer lejos del espacio, por el agujero del impacto entró Tigresa.

El Primer Héroe - El demonio de ciudad CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora