Londres lo recibió con niebla y lluvia intensa.
El taxi lo dejó enfrente del edificio de Kim Minseok, pero Sehun todavía estaba empapado para el momento en que llegó al interior. Todo lo que quería era una taza de té caliente y un cambio de ropa, pero la extensa comprobación de seguridad para acceder al ascensor privado que conduce al pent-house de Minseok le tomó casi quince minutos. A pesar de que las medidas de seguridad le satisfacían, la larga espera con la ropa empapada no lo puso exactamente en un buen estado de ánimo. En el momento en que fue aprobado y las puertas del ascensor privado se abrieron para revelar el espacioso piso de Kim Minseok, Sehun no estaba en un estado de ánimo como para esperar hasta que su propietario hiciera una aparición. En silencio, se dirigió hacia la cocina, donde podía oír voces familiares.
—... Yo todavía no entiendo por qué tiene que ser él —Kim Minseok estaba diciendo—. Me odia. No confío en él.
—Entonces confía en mí —dijo Chanyeol—. Sehun es el mejor en lo que hace. En la década que fue responsable de mi seguridad, ningún intento contra mi vida tuvo éxito —La voz de Chanyeol se suavizó un poco—. Si las cosas fueran diferentes, yo no lo habría elegido para ser tu guardaespaldas, pero...
Minseok suspiró.
—Lo sé. Vuelve pronto, ¿sí?
—Sí —dijo Chanyeol—. Sehun, puedes dejar de espiar.
Sehun entró en la cocina, colocando en su rostro una expresión de indiferencia ante la vista que lo recibió.
La cabeza de Minseok estaba descansando sobre el pecho de Chanyeol, los dedos de Park recorriendo a través de los rizos dorados del chico. Los ojos azul-hielo de Chanyeol fijos en Sehun por sobre el hombro de Minseok, perdiendo la suavidad que tenían hace un momento. Ahora sólo quedaba el borde duro calculador con que Sehun estaba tan familiarizado.
—Hola, Sehun —Minseok dijo sin entusiasmo, sin mirarlo.
—Tengo que salir antes de lo previsto —dijo Chanyeol, sin molestarse con las sutilezas sociales—. Voy a estar fuera durante un mes, tal vez más.
Minseok suspiró, enterrando su rostro en el cuello de Chanyeol.
—Odio eso.
—Lo sé —dijo Chanyeol, apretando su brazo alrededor del chico por un momento.
Sehun pasó el peso de un pie al otro, profundamente incómodo.
—Mantente seguro, ¿sí? —Minseok murmuró en voz tan baja que Sehun apenas pudo oírlo.
Algo brilló en los ojos de Chanyeol cuando se encontraron con los de Sehun. Los dos sabían que no existía algo así como “estar seguro” cuando tu nombre era Park Chanyeol. Chanyeol era un hombre peligroso y poderoso, pero había otros hombres peligrosos y poderosos. De vuelta en Moscú, Sehun había oído rumores de que Chanyeol quería deshacerse de los aspectos ilegales de su negocio y estaba haciendo una limpieza importante. Eso puso a un buen número de sus antiguos socios de negocios infelices.
—Lo haré —respondió Chanyeol.
Minseok levantó la cabeza y sonrió con cierta tristeza hacia Chanyeol. Pese a todo el desagrado que Sehun sentía por el chico, sabía que Kim Minseok estaba lejos de ser estúpido. Después de todo, el propio padre de Minseok había muerto durante un viaje de “negocios” similar al que se iba Chanyeol.
Minseok pasó la mano por el pecho de Chanyeol y le ajustó un poco la corbata.
—Si te matan, voy a ponerme muy, muy, loco —dijo con una sonrisa torcida antes de jalar el rostro de Chanyeol por la corbata y presionar sus labios juntos.