El Hilo Rojo. (Mehmed Sultán - Mustafa Sultán).

Encuentro fugaz

Han pasado apenas dos meses desde que llegué a este extraño mundo, las mujeres del harén acostumbran a realizar las labores del palacio como si fuera su hogar, yo solo me siento extraña al ver como todas pelean por el amor del sultán o sus príncipes, en estos dos meses pude conocer a las consortes del sultán, algunas de ellas con un aura bastante oscura, pero una de ellas destacaba por su poder, evidentemente ella era los ojos del gran amo y señor de todo, el sultán suleyman.

Atención!... - grita Sümbul en la entrada del harén - la sultana Hurrem...
- todas nos levantamos y colocamos en fila mirando hacia el piso, después de todo ya habíamos aprendido uno que otro protocolo.
La sultana comenzó a mirarnos de pies a cabeza, observandonos a todas con una gran atención, pero luego de examinar... se queda pensativa frente a mi.

Sümbül... - dijo mirándome con algo de curiosidad -
Si mi sultana - se acerca Sümbül, me mira y se tapa su boca con su mano izquierda- por halla... que desastre eres!, como puedes estar así vestida?! - era obvio, mis calzas improvisadas habían llamado la atención completamente, realmente odiaba los vestidos, me costaba caminar con ellos, era realmente incómodos tenerlos puestos, fue así que improvise unos pantalones tipo calzas... estos eran parecidos a los que siempre llevaba en mi vida cotidiana anterior.

Dime, porque no llevas prendas acorde al harén? - dijo la sultana, un poco incrédula esperando una respuesta convincente.

Mi sultana- hice una pequeña reverencia - me es más cómodo usar este tipo de prendas, en mi pueblo natal - en mi época natal mejor dicho- no acostumbramos a vestidos, le ofrezco mil disculpas si esto no le agrada, si usted desea me cambio ahora mismo.

Ella al ver mi obediencia y diferencia sonríe. - bien, Sümbül, me llevo a esta chica -
Sümbül impactado la comienza a seguir -pero mi Sultana... ella es... despreciable - dijo mirando mis feos pantalones improvisados.

No te preocupes, ella desde hoy estará bajo mi cuidado, yo la educare bien, llévala cuanto antes a mis aposentos.

Si mi sultana - dijo Sümbül mientras ambos veíamos como ella se alejaba del harén, Sümbül se da media vuelta mirándome-
iiihhh... - exclama- no se que habrá visto la sultana en ti, por halla ojalá sea una buena decisión!, acompáñame tú!- entre regañadientes me llevo a los baños de mármol, donde pude darme una ducha tranquila, maldición... esos vestidos... no quería hacer uso de ellos pero no me quedaba de otra, me puse aquel vestido de color turquesa, sus finas telas me producían un poco de cosquillas en mis brazos, era tan ajustado que no podía ni siquiera respirar.
Sü... Sümbül -dije incomoda al salir ya vestida - creo que me queda un poco apretado y largo - dije mientras me movía prácticamente como un robot.

Aaaaiiiihhh niña por dios, eres demasiado robusta y a la vez baja, de donde habrás venido - entre regañadientes me miraba, pues no era alguien alta, apenas media 1,58 y si... tenía un poco de sobrepeso, no era como las demás criadas que eran prácticamente perfectas para posar en las revistas de mi siglo - vas a tener que cerrar esa bocota o no tendrás futuro aquí. - me regaño-

Sinceramente me gusta como soy - dije sin más hasta que la sultana de cabellos color fuego apareció, ambos hicimos la reverencia que acostumbramos - Sultana...
La chica está lista - nuestra sultana hizo una mueca de satisfacción-

Bien, acompáñame muchacha, desde hoy me servirás, veremos si más adelante me serás de más utilidad -

Si mi sultana - la acompañe por los largos pasillos, hasta que un hombre, con una barba que bajaba desde sus patillas la detiene... -

Sultana - hizo una mueca de desagrado, la sultana Hurrem algo molesta mira su rostro. - que deseas Ibrahim - el hombre la mira con una fiereza que hizo que mi piel se erizara como un gato que se encuentra frente a un perro agresivo-