Capítulo 2

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EL OMEGA RARO


Las piernas le temblaban. Quizás el interior también, pero bueno, aquello sería normal claro, pues siendo honestos, ¿Quién en su sano juicio esperaría que el alfa con quien durmió (que bien había resultado un héroe bastante importante), estuviera ahora frente a él para un mediocre proyecto escolar?

Bueno, no era mediocre, pero ciertamente, aquello no era algo en lo que uno de los héroes más importantes, debiera estar interesado.

— Como pueden ver, nos acompañan algunos de los héroes de las agencias cercanas — Comenta el beta, quien sin haber notado el aroma de su único omega invitado, continua con su presentación.

Izuku sonríe con nerviosismo. Espera que, con aquello, el hombre tenga piedad de él y le excuse, pero mientras el bajo profesor continua con los ojos puestos en cada uno de sus invitados, Izuku comienza a impacientarse, porque joder, ¿Es que nadie más siente la tensión ahí?

— Profesor Maijima — Interrumpe tras 6 infernales minutos donde cada uno de los alfas ahí, le observan de forma incómoda

El mencionado gira el rostro. Su estudiante ahí, le mira con nerviosismo mientras que, con las manos hechas un puño, parece luchar por mantenerse firme. — ¿Sí? — Pregunta ya preocupado por el pecoso

Izuku se acerca quedando a pocos centímetros de él, sabe que no es bien visto susurrar frente a otros, pero con el riesgo de que varios ahí asuman que está cuchichiando, lo dice. — ¿Podría excusarme un momento? Yo, creo que no me encuentro bien.

El profesor entonces, mira a los invitados. No han estado ahí el tiempo suficiente como para haber explicado siquiera lo que estaba pasando, pero, considerando las reacciones de algunos que puede reconocer como alfa, no tarda mucho en comprender que su alumno, está liberando las feromonas que tensan a aquellos.

— Les pido que me excusen un momento — Dice tomando al joven del brazo — Uno de mis alumnos, no se ha encontrado bien, pero a la brevedad, me reuniré con ustedes

El profesor avanza con Izuku a su lado. El joven mira de soslayo al héroe de hielo y fuego, pero más allá de querer ver la reacción, una parte de él se siente completamente avergonzado de la situación en la que ambos están.

Cruzando la puerta nuevamente, el profesor no tarda en colocar la mano sobre la frente del omega. — ¿Qué pasó, Midoriya? ¿Está todo bien? ¿Es tu celo?

Oh claro, siempre que un omega está mal, debe ser el jodido celo.

Izuku respira tratando de calmarse. Bien podría hacer una escena al respecto, pero, ¿Aquello no sería ilógico?

Exhala con necesidad. — Lo siento, profesor Maijima. No, no es mi celo — Dice lo más tranquilo que puede — Es solo que, no sabía que habría tantos alfas. Siento la interrupción, pero es solo que me abrumé respecto a eso.

El profesor deja salir un suspiro con alivio. Joder que cuando se trata de omegas, siempre se debe complicar todo, ¿no?

— Okay — Dice con tranquilidad — ¿Tienes contigo algunos supresores o algo así? No creo que sea conveniente si no haces algo con tus feromonas, porque, aunque soy un héroe, no podría hacer algo si todos esos alfas se abalanzan sobre ti ¿sabes? — El castaño ríe como si aquello, tuviera realmente gracia.

Y, aunque Izuku debe apretar los puños y controlar esa mirada afilada, lo cierto es que no puede decir nada, porque siendo honestos, ¿Podría él exigir a todos ahí que tomen supresores para que no se le vayan encima? ¿Sería eso sencillo o siquiera posible?

Por supuesto que no. Él era un omega. Él no podría llegar, exigir respeto a cualquier alfa, ya sea héroe o no, simplemente porque él era un omega. Porque la vida era así. Porque si un omega era atacado, siempre debía ser su culpa; por no cargar supresores, por no retener sus olores, por no controlar los celos que podían aparecer inesperadamente, o por cualquier estupidez de la cual ninguno otro, quisiera responsabilizarse.

Me rehúso [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora