Capítulo 13

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NO ES JUSTO


Sero continuaba mirando la puerta del edificio. Midoriya había entrado hacía ya varios minutos y no regresaba, lo cual no sería raro si el omega tuviera el plan de jugarle una mala broma dejándole ahí, sin embargo, Midoriya no había actuado como si esa hubiera sido la intensión. A pesar de que ambos se desagradaban, no parecía que el muchacho pudiera hacer algo tan infantil, así que, todo este tiempo que había estado esperando, le parecía raro.

¿Debería bajar del auto para ver si estaba bien?

Eso ciertamente lo molestaría. El de cabello verde era tan orgulloso en ese aspecto, que jamás podría saberse cuando estaba bien o no tenderle una mano sin que lo fuera a tomar como una ofensa.

Aun así... algo no estaba bien...

El beta maldijo y golpeó el volante del auto. Bajaría a averiguar qué pasaba incluso si el bastardo omega de Todoroki volviera a patearlo sin razón. Era mil veces mejor tener un dolor en la espinilla, que tener a Todoroki enojado por no haberlo cuidado bien.

— Pero, ¿Qué demonios trama? — Murmuró tomando la llave del auto. — Si hay alguna emergencia, Kats también está ahí dentro. ¿Realmente debo ir?

No paraba de quejarse y pensar en todas las posibilidades acerca de la situación, aun así y aunque nadie le obligaba a nada, bajó del auto escondiendo su cabello bajo el gorro tejido y un par de lentes.

Iría a averiguar, que estaba sucediendo.

El beta se colocó a la espera de cruzar la avenida. Miraba hacia ambos lados cuando la puerta del edificio finalmente se abrió. Sero comenzaba a sentirse aliviado hasta que, de ahí, únicamente salió Bakugo con una prisa y apariencia extraña.

Parecía aturdido. Mantenía la mirada abajo con su característico ceño fruncido y lucía más como si el alfa, estuviera huyendo de ese lugar.

Por primera vez en años, Sero deseó poder ser parte del mundo de esencias para saber un poco más. Para saber cómo actuar o que decir o hacer, sin embargo, Hanta no era alfa u omega, no era más que un simple beta y lo único que pudo hacer desde ese punto, fue ver a su amigo descargar sus emociones cuando golpeó el techo de su deportivo.

Tenía los ojos apretados y, si la iluminación no fuera tan mala, podría haber jurado que había lágrimas en las esquinas de sus ojos cuando reprimía lo que parecía ser un grito o una maldición.

Sin haberlo planeado así, el beta permaneció sin moverse de su sitio. Jamás había visto a Bakugo lidiar con la frustración y estaba seguro que su amigo, ni siquiera sabía que él estaba ahí. No parecía saber que alguien estuviera ahí.

Con toda la fuerza que podía permitirse, el héroe logró controlarse lo suficiente para pensar en el sitio en el que estaba y abordar el auto con el fracaso y la ira tatuados en su cara.

Ni siquiera se percató que, al incorporarse al flujo de la calle, estuvo a punto de crear un accidente.

Realmente, no estaba bien.

Los ojos de Sero observaron el auto hasta que desapareció de su vista. Tenía la corazonada de que debía seguirle cuanto antes y, sin embargo, sus pies lo tenían clavado en su sitio. No podía hacer aquello sin siquiera haber terminado su primera encomienda.

Volvió a mirar el edificio. Sabía que Midoriya vivía en el piso 7 y departamento 701, podía ir rápidamente a confirmar el estado del pecoso, ser pateado por él, y después llamar a Kaminari e ir donde Bakugo, lo que no sonaba como un mal plan.

Rápidamente cruzó al otro lado e ingresó al edificio, dentro, no había ninguna clase de recepción o algo parecido. No había ascensor y las escaleras lucían viejas y desgastadas, pero no había otra manera de llegar a donde el muchacho, por lo que comenzó a subir odiando la residencia del omega.

Me rehúso [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora