El grito de Paula mi compañera de vivienda se escuchó seguido de aquel escandaloso ruido que ella solía llamar música, dejé salir un gruñido y negué mientras me ponía de pie, ¿algún día dejaría de hacer eso?, su voz comenzó a escucharse más fuerte mientras el ruido continuaba, pronto necesitaría un nuevo lugar o un milagro que me dejase sorda, si me daban a escoger, prefería el primero, caminé hacia el baño para tomar una ducha larga y tranquila, salí enredada en la toalla caminando hacia el closet, el clima comenzaba a ser frio por lo que tomé mis pantalones de mezclilla gruesos, la sudadera con las iniciales del instituto, una bufanda a color y mis botas de lana, recogí mi cabello en un chongo despeinado y mis gafas, tomé mi bolso y me apresuré a bajar las escaleras.
—¿Qué piensas de mi nueva canción? —preguntó la rubia cuando toqué el último escalón, la escena de mi diciéndole que apestaba seguida de ella pateando mi trasero fuera de aquí se reprodujo en mi mente por lo que sonreí ampliamente y asentí.
—Creo que es una de las mejores —señalé sin mentir del todo, en realidad si había peores, a pesar de que llevaba viviendo aquí 3 años nuestra relación no era tan intima, podíamos compartir una cena divertida o una plática interesante, pero jamás nos contábamos cosas, ambas éramos igual de reservadas, quizá por eso nuestra relación funcionaba, ninguna hacia preguntas lo cual facilitaba las cosas, ambas teníamos gustos completamente diferentes en música, libros, películas, colores, salvo por una cosa, nuestra eterna adicción a la leche achocolatada, y era lo suficiente para mantenernos felices.
—Hay pizza en el horno, puedes tomarla, sobró mucha de la fiesta —indicó, esa era otra gran diferencia entre nosotros, ella era la chica popular a quien medio mundo conocía, yo la chica que si bien no era ignorada a nadie le importaba lo suficiente como para prestarme atención, bueno... casi a nadie, porque estaba Harnold.
Después de desayunar y tomar una caja de mi leche favorita salí de casa caminando hacia la parada del autobús donde esperaría a que este se pasara así cuando Jacob pasara tarde podría darme un aventón a clases, si, aun existíamos las chicas patéticas que buscaban cualquier oportunidad para ver al chico que les gusta, el Jeep negro apareció en la calle y sonreí sin poder evitarlo, se detuvo frente a mi abriendo la puerta para que entrara
—¿De nuevo tarde Hansen? —preguntó mientras subía al auto
—Creo que es contagioso —murmuré y sonrió, su mano subió al radio y cualquier pregunta que quisiera hacer fue borrada de mi mente cuando la música llenó el lugar, su auto se detuvo en el estacionamiento y ambos bajamos caminando por diferentes caminos después de una sonrisa de agradecimiento y sin decir nada más, abrazando mi mochila comencé a correr hacia mi clase y antes de poder llegar mi cuerpo chocó contra algo duro y blando a la vez, reboté cayendo, mi espalda golpeó el piso y dejé salir un jadeo adolorido.
—¿De verdad?, ¿es que todas las chicas aquí son igual de torpes? —una voz gruesa y burlona se escuchó, abrí los ojos encontrándome con un tipo bronceado, cabello rubio y un gran letrero en la frente advirtiendo "PROBLEMAS" e "IDIOTA" con mayúscula y subrayado, una sonrisa arrogante hacia brillar sus ojos, —Eres la segunda que choca hoy contra mi —señaló y su mirada se desvió, se agachó y junto mis gafas, —creo que necesitaras más aumento —agregó mirando con una mueca -que suponía era por desagrado- la pequeña pieza que sus grandes manos sostenían, se encogió de hombros las guardó en su bolsillo, —Llego tarde —susurró y se giró comenzando a caminar.
—¡Mis gafas! —grité finalmente poniéndome de pie, idiota nada caballeroso, su andar se detuvo y se giró dándome de nuevo esa arrogante y exasperante sonrisa
—Gracias al cielo, comenzaba a temer que además de ciega fueras muda —dijo divertido y mi mano fue alzada levantándole un solo dedo, dos de los suyos fueron a sus labios y después hacia mi guiñándome un ojo y se giró, idiota egocéntrico, parada sin nada para decir estuve esperando hasta que su cuerpo desapareció, cuando lo hizo mis ojos se abrieron y dejé salir una maldición, había perdido mi clase, había perdido mi buen humor y había perdido mis lentes, todo gracias a ese idiota, idiota desconocido, tomando mi mochila me giré sobre mis talones y caminé hasta donde sería la siguiente clase para poder esperarla libre de problemas. Cuando el timbre sonó me puse de pie y salí del pasillo escondido caminando hacia donde mi clase sería.
—Hola querida —saludó Harnold mi mejor amigo mientras besaba cada una de mis mejillas, me separé y tallé mis ojos que comenzaban a aguarse, —¿Dónde están tus lentes? —Preguntó y me encogí de hombros mientras le quitaba los suyos y me los ponía, —¡eh!, Nora no —se quejó haciendo una mueca.
—H, tu no los necesitas —protesté.
—Pero me hacen lucir caliente —señaló y reí negando, —¿Qué sucedió con los tuyos de igual manera? —preguntó mientras peinaba con sus manos su rizado cabello.
—Hay un idiota nuevo en el instituto, chocamos en el pasillo y.... —me detuve cuando el profesor nos pidió guardar silencio.
—Viejo amargado —renegó Harnold a mi lado y mordí mi labio reteniendo una risa. La clase pasó rápida al igual que las siguientes y sin saber cómo me encontraba caminando junto con mi mejor amigo hacia la entrada, —si los días siguen pasando de esta manera tan lenta no voy a sobrevivir hasta vacaciones -comentó el castaño haciendo muecas exageradas.
—Solo falta un mes y muchos partidos de futbol Harnold, créeme, sobrevivirás —dije pasando mi brazo por sus hombros y se encogió caminando con sus manos en sus bolsillos, Jacob pasó frente a nosotros y dio un asentimiento en mi dirección que me idiotizó tanto que me detuve mirándolo desaparecer y cuando caminé de nuevo, por segunda vez en mi día mi rostro se estrelló contra algo, —mierda —gruñí mi trasero golpeó el piso.
—¿Enserio? ¿de nuevo tu? —preguntó una voz ronca extraña y molestamente familiar, maldije una vez más, —Créeme, tampoco me agrada tu torpe manera de llamar mi atención —agregó ayudándome a levantar y cuando me encontraba firme sobre mis pies retiré mi mano de un tirón.
—¿intentar llamar tu ate... esos son mis lentes? —pregunté cuando lo vi usándolos y maldije internamente cuando me di cuenta que al igual que mi mejor amigo, él lucia condenadamente caliente con ellos, idiota suertudo.
—¿No me quedan muy bien? —preguntó con una ceja alzada, negué y bufé.
—Y solo para que te quede claro, no estoy intentando llamar tu atención —aseguré, —tienes serios problemas —me giré y tomé el brazo del castaño comenzando a caminar con él.
—Puedes aceptarlo, no te voy a juzgar, no serías la primera —aseguró divertido detrás de mí y aunque quería regresarme y borrar la sonrisa que sabía portaba con arrogancia y descaro solo continué caminando, subí al auto y miré al castaño que me miraba con curiosidad, abrió su boca y la cerró en silencio ante mi mirada asesina, coloqué el cinturón y sin poder evitarlo, mi mirada se encontró con la del rubio parado en el mismo lugar con sus brazos cruzados sobre su pecho luciendo casual y para mi mala suerte, malditamente bien.
Idiota arrogante.
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Primer capitulo.... supuse que necesitaban conocer un poco más.
¿Que opinan?
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El que se enamora pierde.©
Novela JuvenilDos chicos con familias desechas, dos chicos con problemas para creer, dos chicos con una solución. ❝Este es el trato, te prometo que nos vamos a divertir❞ Mucho más que amigos, pero menos que novios. ¿Podrán mantenerse fieles a las reglas? ...