15.

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Desperté con el sonido de la ducha y sonreí al descubrir que nada había sido un sueño, él idiota con él que tropecé aquella mañana de noviembre si era real, y nuestro extraño trato cada vez quedaba más olvidado

—¿ya despertaste? –gritó Oliver desde el baño y reí

—¿Cómo supiste? –pregunté sentándome derecha

—tus ronquidos se detuvieron –señaló y mis ojos se abrieron

—¡yo no ronco! –chillé y la puerta se abrió dejando salir a un Oliver húmedo y semidesnudo

—Tú no te escuchas –señaló y después soltó una gran carcajada, —estoy jugando contigo Nora –dijo riendo mientras sacudía su cabeza

—Yo no duermo con chicas que roncan –agregó girándose hacia el tocador y sentí un golpe en el estomago, —en realidad no dormía con chicas –susurró, —quiero decir, jamás dormía –dijo y me miró, —ya sabes... obtenía lo que quería y me iba –explicó y negué

—Sin detalles por favor –dije levantando la mano y se acercó a mi

—Lo dije para hacerte sentir bien gafitas –susurró y sonreí

—¿gafitas? –pregunté divertida, no era la primera vez que me llamaba así pero era la primera vez que se lo preguntaba

—Fue gracias a eso que hablamos, ¿Qué hay de malo? –preguntó y negué

—No hay nada de malo –aseguré y besé sus labios, sus manos tomaron mis mejillas y pegó nuestras frentes

—Yo... necesito tu ayuda –murmuró y mordió su labio

—Lo que sea –aseguré y se separó rascando su cuello

—Resulta que... olvidé traer mi ropa antes de meterme a bañar y...

—No creo que mis pantalones te queden –dije y sonrió

—No –dijo con obviedad

—Pero tengo un vestido que seguro quedará perfecto con tu tono de piel –me burlé y me miró mal

—JA JA nora, muy graciosa –dijo y reí, —tengo ropa en mi auto, ¿puedes traerla? –pidió apenado y asentó poniéndome de pie, me entregó sus llaves y besó mis labios antes de que saliera.

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—¿Qué crees que debería usar? –pregunté examinando mi closet después de traer su ropa y molestarlo por los bóxers pequeños que usaría

—Un vestido corto y... nada más –molestó y rodé los ojos lanzándole la almohada que me había lanzado antes

—Idiota –gruñí y sonrió, dejé salir un suspiró y lo miré con la mejor cara de cachorro que pude poner, —¿podemos cancelar y pedir comida china? –pregunté y negó, —si nos quedamos podría usar mis gafas –dije y sonreí, —y solo mis gafas –aseguré y alzó una ceja

—¿intentas seducirme Nora? –preguntó y asentí, —No funcionara, conseguí este traje solo por eso –señaló y sonreí mordiendo mi labio

—Deberías quedártelo, luces condenadamente bien con el –afirmé y sonrió, me giré y repasé de nuevo las opciones, sonreí y tomé el vestido rojo que jamás usé

—¿Qué es? –preguntó pues aun seguía cubierto

—Ya verás –murmuré y tomé las tacones color plata para después caminar hacia el baño, después de vestirme recogí mi cabello en un chongo alto dejando un par de mechones sueltos al frente, delinee mis ojos y me puse los lentes de contacto, coloqué mi labial color carmín y un poco de perfume 

El que se enamora pierde.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora