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Había sido un día bastante largo, pero todavía tenía que pasar a comprar algunas cosas al súper y tendría que verme con Han, en algún café de la cuidad, normalmente pedía verme cuando tenía información importante. Lo había conocido hace algunos meses, y trabajaba conmigo y ayudaba a buscar información entre las piedras.

Llegué al café que me había dicho por mensaje, esperaba que fuera algo realmente bueno. Últimamente había estado muy desanimado.

-Han, que bueno que ya estás aquí.-Le saludé antes de sentarme.-Cuanto tiempo sin verte.

No nos veíamos muy seguido debido a que nuestros trabajos eran muy distintos, estas personas hacían las cosas de manera diferente a los otros. Era bueno poder entender su organización. Aunque realmente poco se sabía de otras, era poco sensato dar por sentado que funcionaban igual.

-Kotaro, que bueno que llegas.-me respondió él.-¿Cómo has estado?

Esa pregunta, aunque me molestaba, trataba de ser breve, y la mejor opción siempre era:

-He tenido mejores días.-lo miré, serio.-Como van las cosas contigo? Oí que recientemente perdieron una bodega.

Él soltó un suspiro leve, sabía que tenía mucho que hacer ahora, pero como él, yo también lo podía escuchar si me lo pedía.

-Bueno, las cosas se ponen peor ya lo sabes...-respondió cuidadoso.

Se reacomodo en su asiento dando por iniciado lo más importante.

-No quiero quitarte mucho tiempo.-dijo él sacando un folder del asiento en el que estaba.-Hay 15 cuerpos, y necesito que vengas conmigo... para confirmar el cadáver.-Soltó al fin. Sabía que la forma en la que lo decía, era muy cruda, pero era lo mejor ahora. No quería que me hiciera falsas esperanzas.

Por un momento no supe ni dónde estaba, era algo que simplemente no podría ser cierto. Solté una risa incrédula.

-Deja de jugar, no tengo tiempo para estupideces Han.-El me miró silencioso.-No es él, no iré. No puede ser cierto, ahora
si lo único que tenías que decir era eso, me largo.-Me sentía muy enojado, no podía creer, las venas estaban por explotarme, siempre había oído algún decir "me hierve la sangre" así me sentía. Me sentía desorientado.

-Kotaro, piénsalo bien, lo último que queremos es que el cuerpo vaya a dar a alguna fosa.-dijo él para empezar a levantarse.-Lo siento mucho. Con permiso.

No sabía qué hacer, simplemente me negaba. Cómo pude llamé a Kuroo.

-Bro... parece que lo encontraron.-Le dije apenas me respondió, ya con algunas lágrimas rodando.-No puede ser verdad.

Unos sollozos eran lo único que se escuchaba en el lugar.

-Donde estás? Voy para allá.-fue lo que respondió, sabía que no era buena idea estar con un perfil tan bajo llamando tanto la atención como ahora. Pero me sentía tan vulnerable, si tuviera que morir ahorita lo agradecería tanto. Estaba tan cansado de todo.

-Estoy en el café del Vagos.-le respondí.
Habíamos pasado algunas veces por aqui para comprar cualquier cosa.

De un tiempo para acá había estado viviendo con Kuroo y Kenma, él consideraba que era mejor, pues había mandado a mi familia y a la de Akaashi a vivir a otros lados. Porque parecía grande, pero aquí todos se conocían y no era una buena idea que se quedaran aquí.

Sentía las lágrimas caer, pero no podía llorar como quería, me quedé mirando a la nada por un tiempo indefinido hasta que sentí una cachetada en el lado izquierdo. Miré hacia arriba, era Kuroo.

-¿Por qué me golpeas?-le pregunté entre dientes.-¿Estamos enojados?

Kuroo me tomó del brazo, me levantó de un tirón y me envolvió en un abrazo muy fuerte.

Tenía mil sentimientos encontrados.

No podía haber perdido a Akaashi, había prometido regresarlo a casa, a su vida anterior. ¿Qué sería ahora de mi miserable vida sin él? Lo quería de nuevo a mi lado, quería me sonriera con tranquilidad en momentos difíciles. Quería mi vida junto a él de vuelta. ¿Es que estaba pidiendo mucho? Entonces solo quería que estuviera feliz de nuevo, aunque yo no formara parte de eso.

Estaba tan cegado por la tristeza y la impotencia, pero sentía ese ratito de esperanza. Ese que Akaashi había traído a mi vida desde el inicio. Esa paz que nunca sentí con nadie. Pero no había nada realmente, ¿No? Lo había perdido todo.

Me escondí en su abrazo y los sollozos se hicieron presentes una vez más, más fuertes. Grandes lágrimas rodaron, sentía alivio al poder llorar así.

-Esto no es verdad, yo confío en que el me está esperando, vamos a seguir buscándolo, por favor.-Le dije. El apretó más el abrazo.

-Él te está esperando bro...-empezó a decir.-Vamos a seguir buscando. Pero por ahora... -No dijo nada, pero sentía que me iba quedando dormido, me quería mover, pero no podía, acaba de inyectarme algo?-Lo siento hermano, pero tienes que descansar.

Después de eso dejé de oír todo a mi alrededor, la vista se me nubló.
Pero me sentía bien en el fondo, ya no sentiría la tristeza que me estaba consumiendo. Hiciste bien, Kuroo.

Y no supe nada más...

Looking for AkaashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora