El sol que entraba por la ventana me daba en toda la cara, cosa que provocó que mi sueño se viera más que interrumpido. Aunque eran cerca de las 12:00 p.m.
Yash estaba con una pierna fuera de las cobijas y Azumi estaba tapada hasta la cabeza. Aproveché que estaban muy dormidos para darme un baño y poder bajar a comer algo.
Tenía mucha hambre.
Cuando salí ví que tenía llamadas perdidas de Kuroo, lo dejé para después que hubiéramos desayunado porque los niños ya estaban despiertos...
—¿Quieren bajar a comer algo?—Los dos me asistieron.—Pues vamos de una vez.
Los dos llevaba puestos unas chanclas que el hotel te daba. Me había olvidado los zapatos.
Cuando bajamos nos dimos cuenta de que éramos los únicos a esta hora en el comedor del hotel.
—Pueden pedir lo que quieran.—Les dije, Yash me miró confundido.
—¿Hamburguesa?—Preguntó, me quedé mirandolo unos segundos, un poco emocionado de que me preguntara algo, era algo muy simple pero supongo que ya se sentía más en confianza conmigo. Incluso Azumi lo había mirando con sorpresa. Me aguanté una risita de emoción
—Si, eso quieres?—El me asintió y en eso también llegó una mesera, era bastante joven. Preguntó por nuestras órdenes.—A mi me puedes traer Hot kakes y un jugo de naranja, a él una hamburguesa y la niña lo que quiera...
Ella venía medio dormida aún.
—Yo quiero Ramen Taiwán...—apretó los labios en una línea después de responder.
Me causó un poco de gracia su gesto.—¿No quieren algo para tomar?—Les pregunté, Yash dijo que un jugo y Azumi no pidió nada.—Eso es todo entonces, muchas gracias.—Le hablé a la mesera, ella se alejó con una leve reverencia.—Ese plato es original de Nagoya, no?—Pregunté dirijiendome a Azumi.
—Sí, no lo he probado pero lo ví en un anuncio fuera de una tienda.—Respondió.—Se ve que su sabor es muy bueno...
—¿Estás emocionada de probarlo?
—Sí.
Con el tiempo había aprendido a cocinarme antes de salir para trabajar, aunque rara vez lo hacía, era bueno en la cocina.
Kuroo decía que la cocina siempre había que tratarla con amor y paz y la cocina te devolvería la paz que ponías al cocinar. Él solía cocinar para Kenma, su comida tenía un buen sabor pero era raro que coincidieran nuestros horarios y estuviéramos todos en la casa, por eso había aprendido.Cuando terminamos de comer los llevé a una tienda para que escogieran cosas para su uso personal, aunque tuve que ayudar a Yash, había pensado en alguno shorts con muchas camisas y pantalones para que pudiera dormir a gusto. Aparte compré dos pares de zapatos, unos tenis y unas chanclas que le quedaran bien, no muy apretadas pero no tan grandes. Era bastante difícil pero era lo que yo haría conmigo mismo.
Mientras que Azumi fue un poco más independiente y fue a buscar sus propias cosas, para cuando Yash y yo ya estábamos listos ella volvió con un par de cosas para el baño, y algunas otras cosas para los dos.
También había comprado comida y dulces para el camino, cuando volvimos al hotel me di cuenta de lo que había olvidado:
Las mochilas para que guardaran sus cosas.—Yash, me quieres acompañar? Vamos por mochilas.—Él me asintió y me sonrió y corrió hasta estar en la entrada.—Azumi, ahora volvemos, ¿quieres un color de mochila en especial?
—Pues... creo que no... Gris o Azul está bien, por favor.—Me respondió.
Asentí y salimos de la habitación. En el camino Yash estuvo tan silencioso como podía estar siempre. Incluso sus expresiones eran escasas.
En eso también me recordaba mucho a Akaashi, él solía estar silencioso a mi lado, sin expresión alguna pero pensaba muchas cosas en solo segundos. Eso siempre lo supe bien. Me gustaba ser alagado por Akaashi, me gustaba verlo esbozar pequeñas sonrisas victoriosas cuando algo nos salía bien, escucharlo reír me llenaba de mucha paz, simplemente el tenerlo llenaba mi existencia de felicidad pura. Por eso y mil cosas más daría mi vida una y otra vez por asegurar su felicidad. Incluso lo buscaría en todas y cada una de mis vidas.
Sabía también que su forma de ser a veces le traía algunos problemas, el sobre pensar tanto las cosas le trajo dolores de cabeza, a veces se saltaba alguna que otra comida. Era triste verlo así, por eso trataba de dar lo mejor de mi, para que Akaashi no tuviera que pasar cosas feas nunca.
Aunque siempre había cosas que no podía evitar como que la gente lo viera como alguien igual que raro que yo solo por estar conmigo. Akaashi era alguien demasiado bueno para la maldad que abundaba en el mundo.
Él es merecedor del mundo entero. Regresa a casa Akaashi. Solo pedía tenerlo a mi lado, poder seguir creciendo juntos. Verlo envejecer a mi lado, era lo único que necesitaba.
¿Estaba pidiendo mucho?
Sin darme cuenta, Yash tomó mi mano, su mano era casi tres veces más chica que la mía. Lo miré, él me regaló una sonrisa muy grande. Sin querer había quitado un poco de mi tristeza, esa que abundaba en mi pecho, esa que a veces me dificultaba respirar bien.
Le regalé la sonrisa más genuina que había tenido en mucho tiempo y entramos juntos a la tienda.
Él eligió una mochila sin muchos dibujos, mientas que Azumi le llevé una mochila que tenía gris con un poco de azul a los lados.
Cuando íbamos de regreso al hotel una llamada de Kuroo entró.
—Hol...
—¿Se puede saber por qué no me devolviste las malditas llamadas? Ya iba de camino a buscarte.—Que exagerado era. Solté un suspiro.—¿que estabas haciendo?
—Buenos días... Estaba dormido, luego salí a comprar comida y cosas para Yash y su hermana.
—Son tardes, ve la hora.—Respondió, ignorando por completo mi respuesta.—Bueno, solo llamaba para decirte que vendrán Oikawa y Kageyama a cenar.
No sabía muy bien por qué me estaba "avisando" pero le respondí que estaba bien sin darle más vueltas.
—¿Por qué me llamaste tantas veces? Más que obvio que 8 llamadas no eran para eso.
—Pues tal vez vengan otras personas, no sé... pensé en decirte y ya...
Me parecía demasiado sospechoso y estaba a punto de reprocharle su sospechoso comportamiento cuando me di cuenta de que Yash se había detenido frente a una tienda de... Mascotas?, y jugaba con un perrito a través del vidrio.
—¿Por qué te quedaste callado?—Se alcanzó a escuchar al otro lado de la línea.
—Sabes... estuve pensando que tal vez ya sea hora de cambiarme de casa.—Le respondí, sabía que Kuroo me había ofrecido su casa con toda la intención de ayudar, pero no era mi actividad favorita interrumpir entre él y Kenma.
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Looking for Akaashi
AdventurePodrá Bokuto salvar Akaashi de las llamas que ahora dominaban la cuidad?