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Eran las 11:30 p.m. e iba en carretera, todavía me faltaba una hora para llegar y tal vez pararía en el siguiente Seven para comprar un café. La reunión que tenía al siguiente día sería a las 9, podría dormir horas decentes, no muchas pero no pocas.

Mientras me bajaba a comprar café recordé las palabras de Kuroo. Me había llamado unas horas atrás para preguntarme si salía con Hana, pues llevaba mucho tiempo sin llevar a alguien a casa.

La verdad era que a Hana lo quería como un simple amigo, recién nos conocíamos, sería mal visto. Aparte salir con alguien así significaría renunciar a la búsqueda de Akaashi, básicamente le estaría fallando a ambas personas.

Así lo veía yo, no podía salir con alguien mientras buscaba a la persona que realmente amaba. ¿o no? ¿O la buscaría para seguir como amigos? Aunque lo hiciera con esa mentalidad, tarde o temprano terminaría amando a Keiji tanto como ahora. Cada día que pasé a su lado lo amé más que el anterior. No era algo que pudiera dejar así nada más.

Una llamada me sacó de mis reflexiones de vida, era de Kobayashi, mi jefe. Seguramente llamaba para preguntar cómo iba el camino.

—Diga.

—Kou... ¿Cómo va el viaje? Siento haberte mandado, te perdiste de acompañarme a Nueva York.—comentó, soltó un suspiro pesado.—Luego será, pero es bueno poder contar contigo para estas cosas...

Algo dentro de mi dió un vuelco, un mal presentimiento me oprimía el pecho, en ese momento no lo supe ver con claridad. Traté de pensar rápido en algo.

Me aclaré la garganta antes de hablar.

—Una pregunta...—traté de respirar profundo antes de hablar, mis manos estaban temblando. Se mantuvo en silencio muy atento a lo que podría preguntar.—Si usted tuviera 16 personas secuestradas y les pudiera dar el uso que le diera beneficios, ¿Cuál sería?

Él se lo pensó un momento antes de responder.

—La mayoría de estas personas buscan jóvenes, pero supongo que la harían de recipientes...—respondió de forma simple.—O simplemente les daría cualquier trabajo, los ambulantes son comunes. La verdad no lo sé. Algunos simplemente los matan o piden dinero por un supuesto rescate.

Suspiré, no había tenido una respuesta que esperaba.

—¿Qué es un recipiente?—Le pregunté. No le había entendido pero lo seguí escuchando.

—Es una persona que traslada droga en el abdomen. Básicamente le metes al estómago una bolsa, pasa desapercibido.

Qué forma tan cruda de decirlo.

—Ya... y dónde guardaría a esas personas?

—En algún sótano o un cuarto cualquiera... En este caso usaría el que está en la casa.—hizo un énfasis en las últimas dos palabras, se refería a una simple casa que usábamos para guardar todos los recursos de las organizaciones que el jefe manejaba. Todo estaba perfectamente organizado. Era como una guarida.

Casi no se hablaba de ella.

Terminé de servirme café y salí del Seven.
La noche estaba algo fresca y de hecho parecía que iba a llover en cualquier momento... estaba bastante oscuro.

(...)

Era el tercer día en está cuidad, todo iba tan bien que podría volver mañana por la tarde, parecía.

Traté de ponerle atención al presentador de un nuevo acuerdo que tenía que cerrar. Había comentado que si todo salía bien podríamos empezar a ganar más todos. Aunque al principio sería todo un poco difícil.

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⏰ Última actualización: Apr 14, 2023 ⏰

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