6

15 2 0
                                    

Pasamos bastante desapercibidos cuando llegamos al hotel, no habíamos tocado el tema que realmente importaba pero ya estaba un poco más tranquilo, aunque me estaba muriendo por el sueño.

Le había sugerido a Yash que se diera una ducha para poder dormir bien en lo que cambiaba la habitación por teléfono. Era un niñito muy tierno, tenía unos ojos oscuros muy grandes y el cabello negro en un intento de honguito.

Me aseguré de darle su ropa y poner el agua en una temperatura agradable para el pequeño Yash.

Su hermana se había acercado a mi y de forma sutil me preguntó por qué los había ayudado.

—No hubiera podido dejarlos ahí, Akaashi estaría muy decepcionado de mí...—Le había respondido en un intento de ser honesto.—Hay que ayudar al prójimo.—Solté una risita nerviosa.

Ella hizo una mueca de que estaba inconforme con mi respuesta, sabía que después de esas situaciones era difícil poder confiar en alguien.

—¿Cómo terminaron ahí?—Le había preguntado, me aseguré de ser cuidadoso, lo último que quería era que se sintiera incómoda conmigo.

—Yo trabajaba para alguien de ellos, mi mamá tenía algunos problemas con el alcohol...—Decía ella, no había prestado mucha atención a sus rasgos físicos, pero era muy parecida a Yash, a excepción de el cabello, lo tenía de un color café claro, pero corto. Sus ojos eran tan grandes como los de su pequeño hermano.—Y entonces un día no pude pagar dinero perdido, era mucho.
Yo solo estaba haciendo lo necesario para poder alimentar a mi hermano...

La escuché muy atento... ella había contado todo con una mueca neutral, no parecía sentir nada. Su mirada era igual de vacía que la mía. Sí, eso era, me recordaba a mi.

—¿Quieres que los lleve con ella?—Le pregunté, en un tono amable.—Creo que los puedo llevar a donde sea que vivan.—Le regalé una sonrisa amable.

—Bueno... en realidad mamá murió y la casa que se incendió era la nuestra.—Respondió con pesadez.—No tenemos a dónde ir... pero, llévese a mi hermano consigo. No es necesario que nos lleve a los dos. Él se puede acostumbrar. 

En ese momento Yash salió del baño con una pantalonera negra y su camisa blanca que recién le había comprado, si le había quedado bien. Le regalé una sonrisa amable.

—¿Cuáles son sus nombres?—Le pregunté a ella, el pequeño Yash no había hablando hasta ahora así que no quise ser indiscreto.

Ella me miró con una sonrisa en los labios.

—Él se llama Yash y yo Azumi, somos medios hermanos, pero el apellido es el mismo... Ishiyama.—Me respondió en un tono amable.—¿Cuál es su nombre?

—Soy Bokuto Kotarō.—Le respondí, sus nombres eran muy interesantes. Esperaba que mi cara lo dijera todo.—Puedes ir a darte un baño, si lo necesitas.

Ella me tomó la palabra y se dirigió al baño. Era bastante alta, tal vez media uno 1.70 y algo.. Yo no había crecido mucho desde la preparatoria, Estaba cerca de 1.90.

Le ofrecí a Yash las cosas que había comprado en el camino, porque dudaba mucho que hubiera un huevo cosido en la cocina a estas horas. Él las tomó con una pequeña sonrisa y se sentó a comer en la cama.

Aproveché el momento para llamar a Kuroo, no sabía si estaba despierto pero sabía que respondería igual.

—Dios mío Bokuto, es que que vamos a hacer contigo..—Respondió Kuroo cuando terminé de contarle todo con lujo de detalles. Hablaba a regañadientes al otro lado de la línea y todavía se le podía escuchar medio adormilado.—No sé que carajo pensabas, pero quiero ver cómo lo solucionas. Yo no te ayudaré.

Sabía que tarde o temprano Kuroo se iba a doblegar, pero no era bonito ser regañado por él.

Le había explicado que no los había dejado ahí porque me supe poner en un punto de vista en el que, me gustaría que ayudaran a Akaashi. Él había dicho que era demasiada responsabilidad y que probablemente tendría muchos problemas por esto.

—Ya deja de regañarm...—Intenté opinar.

—Y luego está la otra cosa, ¿cómo dejaste al otro tipo largarse como si nada? Es que no puede ser.—Interruió él. Hablaba como una mamá histérica y me estresaba mucho.

—Si bueno, ya estuvo.— Miré de reojo al pequeño Yash, estaba acostado en una de las camas individuales comiendo una barra de cereal. Después del baño se había sentado a comer en silencio, realmente sin mencionar una sola palabra. Me preguntaba si tenía algún problema.—¿Y dónde está tu consejo sagrado?

—No hay un maldito consejo sagrado, no sé que deberíamos hacer ahora, pero vuelve para antes de anochecer y ya veremos qué hacer.—Ordenó él, tal vez era lo mejor que podía hacer...—Ten cuidado. Adiós.

—Adiós.—Le dije, finalizando la llamada. Si que estaba molesto..

No sabía exactamente.. pero era o muy tarde, o ya era muy temprano. Solté un suspiro pesado, y me tiré en la otra cama para dormir, habíamos tenido que cambiar de cuarto, pues la habitación que había rentado de una sola cama no serviría de mucho... Estaban demasiado tranquilos, -Azumi había salido de bañarse para después tirarse a dormir como un saco de papas en el piso y una cobija encima.

Sin más preocupaciones me acosté para dormir al fin, ya estaba tan cansado...

—Descansa Yash. Ten lindos sueños.—Lo miré desde mi lugar. Él asintió y dejó la bolsa con ahora puras envolturas a un lado y se acostó también.

Era demasiado chiquito...

Looking for AkaashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora