Capítulo 1: Il mio fratello

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        ERA DE NOCHE, bastante tarde de hecho

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        ERA DE NOCHE, bastante tarde de hecho. Como cada viernes, veía entrenar al equipo de hockey de su universidad. La mayoría de sus amigos jugaban allí y sinceramente a ella no le molestaba quedarse hasta tarde para animarlos y verlos entrenar; había momentos en donde incluso se metía a jugar con ellos. Tan común era su presencia que el entrenador aprobaba los fuertes regaños que la italiana les lanzaba al equipo cuando se equivocaban, relevándolo la mayoría del tiempo en los entrenamientos.

—Parece que esta no ha sido tu semana, —un muchacho pelirrojo se levantaba del hielo para patinar en su dirección. —¿no es así, Josh?

—Ay cállate, bruja —dijo estando al frente de la morena, quien le extendía una toalla blanca aún con una sonrisa burlona en su rostro. —Estoy cansado, eso es todo.

—Ajá, lo que tú digas Charmander —se burló una vez más su amiga, recibiendo la misma toalla que le había dado al muchacho en toda la cara. —¡Hey!

Los demás integrantes del equipo que habían visto la escena no pudieron evitar reír. Todos adoraban los entrenamientos junto a Roa, siempre les sacaba una sonrisa con sus ocurrencias y estupideces; la querían bastante.

—Veo que nunca te cansarás de molestar al pobre de O' Donnell —una voz bastante conocida para ella se hizo presente, sacándole una gran sonrisa.

—No empieces Jones, bien que puedo patearte el trasero en la pista de hielo —advirtió el pecoso pelirrojo con aires de diversión.

—Si, ya quisieras mocoso.

—¡Casey! —lo recibió esta vez su mejor amiga con su típica sonrisa. —Fottuto bastardo, pensé que ya te habías olvidado de mi.

          Debido al trabajo del mayor, no habían podido verse. La comisaría estaba muy ajetreada ese último mes y casi ni le dejaban horas de sueño al pobre muchacho.

Su rutina era: levantarse, ir a la estación de policía, correr de aquí para allá con trámites, denuncias y casos menores, terminar su trabajo a altas horas de la madrugada y regresar a su departamento; habían veces que ni siquiera regresaba y se quedaba hasta el día siguiente trabajando.

La sobre-explotación lo estaba matando, pero se justificaba; el criminal más peligroso del mundo sería trasladado a una prisión de alta seguridad.

—Ja, ni que fuera tan fácil olvidarse de una bruja como tú —llegó hasta ella y la envolvió en un medio abrazo mientras le revolvía los rizos con cariño. —El trabajo se ha vuelto pesado, ¿sabes?

—Claro, no a todos se les escapa el criminal más buscado de, no lo sé, ¿todo el jodido planeta? —decidió bromear un poco, pues se podía notar lo frustrado que se encontraba el pelinegro con tan solo verlo a los ojos. —entiendo tu estrés.

—¿Cómo carajos...? —interrogó inconclusamente en un murmuró mirando a la morena. Solo habían pasado 5 horas de eso, era imposible que lo supiera.

*.•𝙎𝙘𝙞𝙤𝙘𝙘𝙤 | Raph.•.* | tmnt 2014/2016 ❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora