Lo que esconde el antifaz (Finalizada)

Después de la tormenta...

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―¿Dónde está Xiao Zhan? ―preguntó un hombre algo robusto y alto en aquel estudio de fotografía de Beijing―.

―No ha venido al estudio desde hace días ―recalcó la chica que atendía en el mostrador―.

―Necesito localizarlo con urgencia ―dijo el hombre con voz firme―. Verá, trabajo para el Señor Wang Yibo.

―Oh...

Mientras tanto, por fuera del estudio, un auto en color negro estaba estacionado, y en la parte de atrás, un Wang Yibo arrepentido y desesperado se encontraba enojado, aventaba el celular al asiento, ya que cierto gege y fotógrafo no le respondía las llamadas telefónicas.

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Bueno, me desperté dando vueltas y vueltas
Un fuego desconocido ha estado ardiendo
Y no sé cómo sentirme, no estoy acostumbrado a lo real
es demasiado real...

Mirando simplemente hacia el techo, Wang Yibo se encontraba concentrado hacia la nada, habían pasado varios días sin tener contacto con Xiao Zhan, desde el momento en que ambos se dieron cuenta de quienes eran en realidad; su reacción no había sido la más agradable de todas, especialmente cuando recordó el rostro de su gege cuando le había cuestionado en forma de reclamo sobre sus encuentros sexuales, especialmente cuando prácticamente hacía lo mismo en Bumgle... buscaba entretenerse, distraerse del estrés que conlleva su trabajo...

Su teléfono sonó y rápidamente respondió, pensando en que Zhan le habría dado una oportunidad, y es que ni siquiera había podido disculparse con él.

―Zhan, yo...

―Yibo ―el aludido torció los labios y suspiró en respuesta a aquella voz―.

―Lele

―Lamento no ser quien esperabas.

Yibo negaba con la cabeza del otro lado de la línea.

―Descuida... ¿has averiguado algo?

―Una de sus amigas me dio una dirección, pero no sabemos si sigue en ese lugar.

―Hay que verlo...necesito verle.

Durante más de dos años, he estado solo
Y luego llegaste muy lentamente...

Xiao Zhan por su parte, se quedaba contemplando aquella fotografía que estaba lista para entregar que había hecho, quizá no era la gran cosa, pero en aquel entonces sentía que su detalle era perfecto para ese didi que había conquistado su corazón. Y es que ese era el problema ahora mismo, por mucho que intentara odiarlo simplemente no podía.

Estaba sollozando mirando aquel paquete con un martillo en la mano, dispuesto a destrozarlo, pero simplemente no podía. Y es que pensaba en que tenía razón, antes de él hubieron otros... pero nunca pudo decirle que después de él no hubo nadie más, que después de verse aquella vez, cada vez que Jinzi aparecía era solo para volver a encontrarse con él porque había algo que no sabía ni porque pero simplemente, le atraía en demasía. Que tenía razón incluso en aquello que lo había ofendido, pero era verdad, ninguno de sus amantes, polvos pasajeros y aventuras le habían tocado como Yibo lo hizo, ninguno lo había excitado tanto como él, nadie lo superaba... incluso si en ese momento solo eran compañeros sexuales, era el mejor de todos, lo mejor que había conocido jamás.