16.- El arte es un camino

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Renjun bostezó mientras estiraba sus músculos, a su lado Yangyang seguía dormido, quizá no se debieron desvelar la noche anterior, pero les encantaba estar juntos. Renjun trató de levantarse, pero el brazo izquierdo de Yangs lo atrapó en un abrazo.

—¿Estás despierto? —preguntó Huang observando a su pareja.

—No, sigo dormido, quédate conmigo un poco más. —Seguía con los ojos cerrados.

—Necesito al menos ponerme ropa. —Renjun soltó un suspiro. —Me duele todo el cuerpo.

—¿Lo siento? —Yangyang sonrió y abrazó con más fuerza a su novio. —Cuando estaba en el extranjero te extrañé, hubo un tiempo en el que estuve en Londres y quería amanecer contigo así.

Renjun resopló, él había extrañado a Yangyang también, a su manera, si no hubiera sido porque sus amigos y su hermano estuvieron con él, hubiera estado muy triste. Tuvo un viaje con ellos antes de que Jaemin y Jeno se fueran, querían animarlo.

—Debiste venir antes. —Renjun hizo una muequita.

—Lo hice. —Renjun abrió los ojos y observó a su bonito novio. —Todos piensan que regresé a Corea porque extrañaba a mis gatos y me preocupaba dejarlos solos, pero quería verte, faltan dos semanas para tu cumpleaños y quería pasarlo contigo. —Le sonrió.

Renjun también levantó la comisura de sus labios y se avergonzó. ¿Cómo alguien tomaría tan en serio su cumpleaños? Renjun planeaba pasarlo con sus amigos y familia arreglando unas fallas en un juego que tenían. No pensó que fuera tan importante para Yangyang.

—¿Y me compraste un regalo? —preguntó Renjun con una coqueta sonrisa.

—Sí. —Yangyang se levantó de la cama y fue a buscar a su maleta de viaje que ni siquiera tuvo tiempo de deshacer.

De allí sacó una pequeña caja. La marca era reconocida, era Gucci, un collar doble "G" en forma de llave plateado. Era muy hermoso, Renjun se avergonzó al verlo, quería usarlo cada vez que extrañar a Yangyang, quería tener algo más de él además de la ropa de pareja que solían usar. Trataban de ser discretos.

—Es lindo. —Sonrió.

Sería cliché decir "como tú", pero Yangyang lo pensaba, así que sonrió cuando se lo entregó a su novio. Quería ponerlo en el cuello de Renjun, pero sabía que no era el momento, que Renjun lo guardaría y lo usaría cada vez que quisiera sentirlo cerca.

—Por cierto, me encanta tu nuevo corte, no todos los hombres se ven bien con el cabello corto, a ti se te ve genial, te ves varonil. —Yangyang parecía embobado de ver el delgado rostro de su pareja, su sonrisa era real.

Las orejas de Renjun se colorearon de rojo. Recibir muchos cumplidos lo hacía sentir valioso, en especial porque había crecido oyendo elogios para los demás, pero estaba feliz de coincidir con personas que no lo menospreciaran, que lo quisieran a pesar de todo.

—Pensé que ellos te mandaban fotos de mí. —Renjun sonrió.

—Sí, pero quería decírtelo personalmente. —Yangyang sonrió. —Ahora soy yo quien está solo aquí, no tengo quién te tome fotografías, debo hacerlo yo mismo.

—¿Los extrañas? —preguntó Renjun.

—No. A veces está bien estar solo. —Sonrió. —Además te tengo a ti, quedándote a dormir y haciendo esto sin que nadie nos interrumpa. —Yangyang le robó un leve beso a Renjun.

Renjun puso su manos sobre sus mejillas y suspiró. Le gustaba mucho tener a Yangyang para sí mismo, sentía que esperó mucho tiempo por él, por alguien que sintiera que lo quería, lo amara y lo valorara como se merecía.

El arte es un camino (YangRen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora