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Tres años en el paso, durante el dos mil seis, se habría notificado del primer caso de Hanahaki, en la ciudad de Shibuya. Una enfermedad que atacaba tanto a hombres como mujeres y que solía aparecer durante la infancia. Nunca se supo quién fue el primer caso, pero sí se notificó de la gran pérdida de vidas siendo los infantes los más casos más marcados y viendo aquello las madres comenzaron a preocuparse por la salud de sus hijos e hijas.
Una pequeña pastilla que ayudaba a suprimir emociones como el amor, les ayudaba a llevar el día a día los jóvenes que eran más propensos a caer enfermos sin embargo, gracias a esto la sociedad se volvió gris y pronto todos portaban un rostro melancólico de excesivo aburrimiento... Ya no había niños felices corriendo y jugando en los parques, ahora se sentaban en la sala de sus casas a hacer tarea y ver televisión, manteniendo su rostro serio sin emitir una carcajada o mínima sonrisa.
Era una sociedad triste que comenzaba a devorar la felicidad que alguna vez existió en Japón pues ahora solo Sapporo y Harajuku, una zona que rodea el barrio especial de Shibuya sobre la línea de trenes yamamoto, parecían estar libres de la enfermedad.
Claro que mediante una cirugía podían eliminar la enfermedad, pero eso tampoco sería muy efectivo, ya que se hablaba de la posibilidad de eliminar también otras emociones y sería lo mismo al final del día, únicamente más efectivo porque los jóvenes no correrían jamás el riesgo de enamorarse de forma unilateral.
Claro que había valientes que decidían no tomarse sus pastillas, pero también sufrían las consecuencias. Pero preferían morir por amor que vivir toda una vida amargada postrados ante una sociedad que prefiere existir antes que vivir.
Así fue como a Takemichi le tocó ir al funeral de su mejor amigo "Akkun". Un joven que estaba decidido a vivir sin la pastilla y encontró el amor en una joven de Shibuya que tampoco estaba interesada en aquel medicamento; pero tampoco estaba interesada en el joven Atsushi Sendo.
Su cuerpo comenzó a vomitar flores y con el paso de los meses el joven murió en la habitación de su casa, parecía un jardín sanguinolento y bien podría considerarse una de las muertes más hermosas, pero el rastro de tristeza que dejaba a los familiares que seguían con vid, a con el alma destrozada. Decidieron no abrir la ventanilla del ataúd a personas que no fueran de confianza y como Takemichi era el mejor amigo de Atsushi tuvo la extraña suerte de verle por última vez.
Parecía estar durmiendo en un campo floral, incluso tenía pequeños tulipanes saliendo de su cuello y rostro.
Ese día Takemichi decidió dejar de tomar la pastilla.
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