Capítulo 3: My Good Love.

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Oh que dulce y buen amor es aquél que se corresponde, tan inocente y tierno como el beso de una madre

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Oh que dulce y buen amor es aquél que se corresponde, tan inocente y tierno como el beso de una madre.
Takemichi tenía tantas ganas de amar, pero no de cualquier amor... Él añoraba el calor de un amor intenso y romántico, por eso no tomaba tan a la ligera sus emociones por Manjiro y cada día era estresante por que de no ser correspondido moriría.
Takemichi no quería existir pero tampoco quería morir, estaba desesperado buscando una forma de despertar emociones en Manjiro por que tampoco quería tomar las patillas.
Nunca se había sentido tan vivo.

Estaba despierto.

Fue entonces que se topó con una pareja de jóvenes, era la pareja más bonita que alguna vez había visto y no solo en aspecto, estos chicos desbordaban un aura tan encantadora que si los demás no estuvieran suprimidos por las pastillas, sentirían envidia.

Sus nombres eran Hakkai Shiba y Mitsuya Takashi, tan encantadores como excéntricos, por poco el muchacho los compará con obras de arte pues visten ropas coloridas y tienen un porte elegante que los hace lucir como finicimas estatuas.
Curioso se acercó a ellos, por que sí se algo gozaba Takemichi es que no existía la pena en su lengua.

Estaba curioso por que quería saber como lograron enamorarse, entonces descubrió que fue Mitsuya quién incentivo a Hakkai a no tomar la pastilla y sí no funcionaba entonces ambos la tomarían, pero todo fluyó con naturalidad y se terminaron amando tan bellamente que no era necesario ingerir aquel fármaco.

Takemichi quería eso, el problema erradica en que... Mitsuya y Hakkai ya eran amigos desde antes y Takemichi apenas logra cruzar palabra con Manioro ¿como iba a incentivarlo a dejar una pastilla que necesita para vivir?.

Mikey y Takuya estaban en la misma situación.

Takemichi caminaba distraído por las calles hasta que topó con la capilla cristiana en el centro de Shibuya, él realmente no era creyente

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Takemichi caminaba distraído por las calles hasta que topó con la capilla cristiana en el centro de Shibuya, él realmente no era creyente... No de la biblia al menos, pero si creía en alguna divinidad, muchas en realidad y sí había la posibilidad de que los seres celestiales le escucharán y le otorgarán un favor, pues no perdía nada entrando a la iglesia.

Cuándo entró el olor a incienso le abrazó la nariz y observó que no había muchos presentes, tan solo el padre que se encuentra acomodando algunas cosas y una que otra señora. Takemichi toma asiento junto a otro tipo que parecía estar bastante centrado en su oración. Hace mucho no lo hace, así que no recuerda si tiene que persinarse antes o después así que comienza su oración con una tímida encomendación.

Se siente extraño pues no ora en voz alta, pero tampoco siente una conexión pero si sus plegarias logran ser escuchadas por ese ente divino, él se daba por bien servidores.

Pidió por la salud de Takuya por que logrará encontrar a un buen amor, pidió por su familia y amigo, luego pidió por Mikey y al final por sí mismo. Pidió que Mikey le diera una oportunidad, suplicó con voz cauta que alguna fuerza divina le hiciera recuperarse de su lesión emocional.
Pidió por que las flores que crecían en el interior de Manjiro fueran cortadas desde raíz y que ahora fuera Takemichi el encargado de cuidar aquél bello jardín que era el corazón de Sano.

Pero no hubo respuesta divina o algo similar, suspiró derrotado y antes de que pudiera levantarse observó al tipo a su lado, era un sujeto grande y musculado con un rostro rudo que infligia temor. No es que Takemichi juzgará por aspectos pero si Dios podía escuchar a aquél hombre... También podría escucharlo a él ¿no?.

Salió de la capilla y volvió a respirar el aire fresco, definitivamente el ambiente era pesado en aquél lugar, tantas plegarias desesperadas aconuladas durante años, que miedo.

Caminó a su morada en silencio, preguntándose como acercarse a Manjiro, era difícil tratar con el chico y no hablaba mucho, tampoco parecía interesarle algo en específico ¿de qué iban a hablar? A todo esto ¿por qué comenzó a gustarle?.

Quizá todo era una mala confusión pero igual era desgastante.

¡AL DIABLO! mañana comenzaría a conversar con Manjiro, tenía que haber algo en lo que pudiera entenderse.

O si no, Takemichi estaría acabado.

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El Niño Flor. ¥ Maitake. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora