Una nueva rutina

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Obito fue a acostarse y sintió culpa. Culpa de sus risas con Kushina mientras que Rin estaba en el cielo. Culpa de disfrutar de la sonrisa de esa mujer que se había casado con su sensei.

¡Que locura este mundo! -pensó-. Que ya sólo quedaban ellos dos.

Ni siquiera Kakashi y Konan estaban. Ahora solo eran Kushina, su hijo Naruto y Fugaku. Por alguna razón se sentía cómodo con el Uchiha, en ese par de días que llevaban trabajando juntos empezó a considerarlo como una especie de amigo.

Todos esos pensamientos le dieron vueltas hasta que finalmente pudo quedarse dormido. Al día siguiente se levanto temprano y camino a su oficina. 

El día siguiente iniciaría la nueva rutina del quinto Hokage, mucho trabajo en la mañana, almuerzo con los soldados, y luego de eso paso a tomar un té a la casa de Kushina, cosa que en las semanas siguientes se haría una costumbre, conversaban, se reían y disfrutaban juntos, aún cuando ambos tenían mucho cuidado de no decir nada que pudiera malinterpretarse o halagar la sonrisa del otro. A veces estaba Naruto y Obito se reía mucho con lo parecido que era a él cuando era un niño. En las tardes volvía a trabajar y en las noches a veces se reunía con los Uchiha o se iba a la casa de Fugaku a pasar tiempo con él y su familia. Ahí conoció más a Sasuke y le causaba gracia lo distinto que era a Naruto.

Así pasaron cinco semanas, hasta que Obito, una vez que había confirmado que la paz entre los Uchiha y Konoha era verdadera, decidió empezar con la parte realmente importante del plan. Escribió una carta a Konan invitándola a Konoha, era tiempo de empezar a trabajar en la verdadera paz mundial.

Obito regresa a casa / Los viajes de Itachi UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora