El poder de los Uchiha

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Terminada la reunión, Itachi Uchiha pudo ir a cualquier lado, pudo visitar a su pequeño hermano, a Shisui o a la madre de Izumi, pero no hizo nada.

Busco donde sentarse cerca de la torre del Hokage y espero ahí. No sabía bien que esperaba, no sabía bien que sucedía. Una guerra, otra maldita guerra y él se había ofrecido de voluntario para ir, tenía claro que era la única forma de proteger a Sasuke, Shisui, a su familia y al resto de la aldea.

Al cabo de una hora vio llegar a Obito Uchiha acompañado de 50 akatsuki, le hizo una seña de que se levantara y fue a su lado.

- ¿Listo? -preguntó el Hokage-.

- Si.

- Perfecto.

Caminaron hacía la salida de la ciudad y luego, esos 52 soldados de Akatsuki y de Konoha emprendieron rumbo corriendo como ninjas, aunque Itachi, le dio un poco de risa darse cuenta, no sabía adonde exactamente iban

- ¿Dónde vamos? -le preguntó a Obito empezando a correr a su lado-.

Obito lo miro divertido de aquella pregunta tan tonta.

- A la guerra -le sonrío-.

- ¿Y dónde queda eso? -volvió a preguntar Itachi esta vez con un tono que dejaba entrever frustración. 

- Ninguno de los que está aquí lo sabe.

Itachi se río ante la estupidez del Hokage.

- No es que no tengamos un plan -se apresuro en decir Obito-. Estamos atravesando el camino que hay desde la aldea de la lluvia a Konoha, pero en sentido contrario, de ese modo nos aseguramos encontrarnos a Konan.

- ¿No deberíamos buscar a Orochimaru?

- Mi prioridad es tener a todo Akatsuki junto, luego podremos ir a por Orochimaru. Temo que si nos desviamos del camino buscándolo, otros ataquen a Konan y los demás. 

Siguieron avanzando y en la noche no habían encontrado a nadie, ni de un lado ni del otro.

En un plano de pasto, Obito ordeno armar un campamento y asigno a cinco guardias para que custodiaran el perímetro.

Itachi se acostó mirando al cielo y sintió que alguien se sentaba a su lado.

- He estado preocupado -dijo Obito-.

Itachi se incorporo, un tanto sorprendido de la visita del Hokage.

- ¿De qué?

- Estás pasando por algo difícil, créeme, te entiendo.

- ¿Si? ¿Sabes lo que es sostener a la mujer que amas muerta en tus brazos?

Obito se echo un poco hacía atrás e Itachi pensó que se iría, pero no lo hizo.

- ¿La amabas?

- La amo.

- Y la sostuviste muerta en tus brazos?

- Sí.

- Yo se lo que es eso. 

Itachi se quedo con la boca abierta, sorprendido ante esa afirmación.

- Pensé que Konan te habría contado mi historia cuando te convenció de unirte a Akatsuki.

- Casi no hablamos de ti, hablamos de que queríamos y esas cosas.

- Rin -dijo Obito con cuidado, como si estuviese cantando una canción muy difícil, como si no fuese cualquier cosa pronunciar ese nombre-. Mi mejor amiga, el amor de mi vida, murió en una misión hace algunos años. Casi me volví loco de dolor, aun ahora -dijo Obito mirando al cielo-... aun ahora que soy feliz, que soy Hokage y que han pasado los años, quiero llorar cada vez que pienso en ella.

- ¿Por qué me dices esto?

- Para que sepas que aunque sientas un dolor inmenso, el mundo no se acaba, aun tenemos la posibilidad de hacer el bien, y aunque ahora te parezca imposible, queda felicidad en el mundo para nosotros.

Itachi se quedó pensativo un rato, mirando al cielo sentado al lado del Hokage.

- ¿Tú también le fallaste?

- Llegué tarde a socorrerla, ella ya estaba muerta cuando yo llegué.

- Lo siento.

- Lo sé. La vida sigue

- Gracias, aun tengo a mi hermano y a Shisui y a mi aldea.

- Sí. Es una mala época para ir a la guerra, todas esas cosas que te están sucediendo, pero acepté que vinieras conmigo porque quiero ayudarte.

- Gracias.

- Me recuerdas a mí, la perdida, el dolor, el poder. Sólo que tú podrás ser mucho mejor que yo, es cosa de tiempo.

- No se si quiero ser como tú.

Obito se rio, fuerte esta vez.

- Puedes mejorarme en lo que te parezca mal.

- Intentaste traer paz al mundo y conseguiste la cuarta guerra ninja.

- Creerás que estoy loco, pero esta guerra es lo mejor que nos pudo pasar -hizo una pausa antes de seguir-. El Tsuchikage y los de la arena no se creyeron esa mentira de que yo quiero conquistar el mundo, van a la guerra porque no les gustan mis planes de paz total, lo que los hace mis enemigos, pero el hecho de que sean tan frontales en su negativa y nos ataquen ellos a nosotros nos da el pretexto para enfrentarlos directamente. No quiero sonar totalitario, y he pensado mucho en como controlarme a mí mismo una vez que termine la guerra, pero creo que después de derramar la sangre de aquellos que quieren que todo siga igual, podremos imponer la paz.

- No es como imagine que un Hokage sonaría.

- Un Hokage debería decir que proteger la aldea es lo importante, que sus ciudadanos lo son todo. Pero yo he viajado por el mundo y he visto la miseria, no podría quedarme tranquilo en la ciudad de Konoha, cómodo protegiendo a los míos cuando se lo que sucede con el resto.

Itachi lo miraba concentrado.

- Este inmenso poder, el poder de los Uchiha, me obliga a buscar la paz. Y si en algún momento falló, confío en que mis consejeros, mis soldados, mis amigos... e incluso tú, me lo dirán y que yo tendré la humildad de enmendar el rumbo.

- Quizás no seas tan malo -dijo Itachi-. A Izumi le habrías agradado.

Obito le sonrío y se quedaron un rato en silencio mirando las estrellas, luego el Hokage se paro y fue a acostarse a otro lado.

Obito regresa a casa / Los viajes de Itachi UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora