Este pueblo era mí hogar

403 38 18
                                    

Una mañana soleada, siete años después de que Kakashi y Obito dejaran Konoha, se presentaron nuevamente en las puertas de la ciudad.

 Había muchas diferencias con la vez anterior, vestían túnicas negras con nubes rojas y ahora ambos llevaban parches en su cara, Kakashi su habitual mascara y Obito un parche para taparse el rinnegan que se había acostumbrado a usar. Además si la vez anterior salieron solos, esta vez venían muy acompañados: Konan y trescientos jóvenes vestidos con el atuendo de Akatsuki estaban con ellos.

Los shinobi de las puertas no creían lo que veían. Un pequeño ejercito había llegado a la ciudad. 

Dos shinobi salieron a hablar con ese grupo de gente que lideraban Konan, Kakashi y Obito. Los trescientos soldados esperaban formados detrás de ellos.

Los guardias salieron, un poco temerosos, y hablaron:

- ¿Qué se les ofrece?

- Dígale al Hokage -dijo Konan muy resuelta- que Akatsuki viene a verlo.

- El Hokage es un hombre muy ocupado -dijo el guardia, incomodo- yo no se si esté en su oficina... no se si pueda recibirlos.

- ¿Prefiere que entremos a buscarlo? -dijo la mujer de pelo azul en tono muy serio-.

- No, claro que no -el guardia se dio la vuelta rápidamente y corrió hacía dentro de la ciudad, su compañero que no hablo en todo el tiempo solo miraba hacía abajo y se dio la vuelta y volvió a su puesto en las puertas-.

Al cabo de media hora, cuatro personas de la aldea de la hoja se presentaron ante ellos. Homura Mitokado y Koharu Utatane del consejo de Konoha, además del Hokage Hiruzen Sarutobi y el jefe de ANBU Danzō Shimura.

Se pararon los cuatro afuera de las puertas de la ciudad, frente a los tres de Akatsuki que tenían un ejercito atrás y fue el Hokage el primero en hablar.

- Los veo... los veo acompañados -dijo visiblemente contrariado-.

- Usted dijo que Konoha estaba en peligro, nosotros vinimos a ayudar -respondió Konan-.

- Si... yo... yo me expliqué mal -siguió el Hokage que no encontraba las palabras-.

- Al que necesitamos es a Obito -interrumpió Danzō.

- ¿Para qué? -preguntó la líder de Akatsuki-.

- Preferiría no decírtelo -siguió el jefe de ANBU-. Preferiría que se fueran inmediatamente, la situación aquí es delicada y si nos ven con un ejercito puede complicarse mucho.

- ¿Por qué si la situación es delicada quieres prescindir de nosotros? -preguntó Kakashi-.

- Estamos intentando evitar una guerra -dijo Danzō-.

- Perfecto -respondió Konan sonriente-. A eso nos dedicamos nosotros también.

Todos quedaron mirándose, confundidos, nadie sabía bien como resolver aquella situación y él que lo hizo fue el Hokage.

- ¿Podrían ustedes tres venir a mi oficina y conversar con nosotros cuatro más tranquilamente?

- Si -dijo Konan- Podríamos.

- Trata de no destruir la ciudad esta vez -dijo Danzō mirando a Konan. Aún no olvidaba que ella había atacado Konoha con Pain-.

Kakashi se alteró un poco pero Konan le levantó su brazo para calmarlo.

- No vengo a atacarlos -dijo ella-. Vengo porque aparentemente no pueden cuidarse solos -le sonrío Konan-.

Las reacciones a ese comentario fueron dispares, la cara de Danzō reflejaba furia, los ancianos del consejo no dijeron nada, Hiruzen sonrío levemente y Obito y Kakashi se rieron fuerte de la ocurrencia de Konan, estaban muy orgullosos de su líder.

Caminaron juntos los siete hasta la torre del Hokage y en el camino no hubo nadie que no se girará a mirar a las cuatro personas más poderosas de Konoha caminar acompañados de tres jóvenes con túnicas negras y nubes rojas.

El Hokage los hizo entrar a su torre y los llevó hasta una oficina, que no era la de él, pero que pensó sería más cómoda para la reunión.

Era una sala amplia que tenía un ventanal grande con linda vista a la ciudad. Estaba amoblada con dos sillones de tres piezas uno frente al otro y en los lados cuatro sillones individuales, dos por lado, formando un cuadrado. 

Hiruzen se sentó en uno de los individuales, Danzō a su lado, los ancianos del consejo juntos en un asiento de tres piezas, Kakashi y Konan juntos en el otro de tres piezas y Obito en un sillón individual.

- Bueno, pues todo esto es una situación muy desafortunada -comenzó a hablar el Hokage-. La verdad es que yo me he explicado mal, la situación en Konoha es muy delicada pero por eso mismo necesitábamos sólo a Obito.

- Me estoy cansando de sus rodeos -dijo Konan- y si cree que yo y mis soldados nos iremos de aquí y le dejaremos a Obito sin saber toda la verdad, está usted loco.

- Son los Uchiha -dijo al final el Hokage-. Las tensiones entre ellos y nosotros están a punto de escalar a una guerra civil.

Todos se sorprendieron, pero nadie tanto como Obito, él quedó con la boca abierta.

- Explíqueme la situación -ordeno Obito, que hasta entonces se había quedado callado-.

- No es conveniente discutir estrategia con ustedes -interrumpió Danzō-.

- Al borde de una guerra con los Uchiha -dijo Konan amablemente- no se si les convenga rechazar los pedidos de Obito.

Hiruzen respiró hondo y empezó a hablar.

- Les contaré todo, pero les advierto que su sola presencia aquí pone en riesgo a la ciudad de que estallé una guerra civil en cualquier momento. Siempre ha habido algo de tensión entre los Uchiha y Konoha, eso era así desde que mi sensei Tobirama era el Hokage, pero las cosas han escalado. Tenemos información de que los Uchiha planean un golpe de estado.

- Que sorprendente -dijo Obito serio, con un tono cortante- con lo bien que siempre se les ha tratado.

- Sería la próxima semana -dijo Hiruzen fingiendo no oír al Uchiha-. Tienen todo listo, por eso decidimos acabar con esto con un ataque sorpresa durante la noche de forma de evitar la guerra. Son dos Uchiha quienes tomarán la responsabilidad de acabar con su clan por el bien de Konoha.

- No entiendo para que quería usted a Obito, entonces -habló Konan-.

- Son muchachos muy fuertes, ambos -respondió Hiruzen- pero no estoy seguro de que puedan acabar solos con todo el clan. Si fallan, se desatará la guerra y yo tendré que participar.

- Es usted idiota si cree que voy a venir aquí a matar Uchihas -dijo Obito-.

- No es eso lo que quería pedirte, aunque podría -dijo el Hokage muy serio-. Yo no he olvidado las cosas que le prometiste a Minato.

Miró fijamente a Obito y este le sostuvo la mirada, luego Hiruzen volvió a hablar.

- Lo que quería pedirte es que cuidaras de los Uzumaki en esta situación -hizo una pausa-. Que te hicieras cargo de proteger a la familia del cuarto Hokage.

Obito sintió como que le lanzaran un vaso de agua fría en la cara. Proteger a la familia del Hokage, la misma que pensó atacar hace unos años, la misma que su sensei amaba con toda su alma. Mientras pensaba en eso, Kakashi habló.

- ¿En qué términos están las negociaciones con los Uchiha?

Los locales quedaron sorprendidísimos, como si Kakashi hubiese preguntado la cuestión más extraña del mundo.

Kakashi sonrío debajo de la mascara, Konan se río y Obito se llenó de rabia.

- Ordené que busquen a los lideres de los Uchiha inmediatamente -le dijo Konan a Hiruzen-.

- No me parece apropiado -respondió el Hokage-.

- Usted no entiende -dijo Obito-. Akatsuki acaba de tomar el control de las negociaciones. Ayudaremos a buscar una solución pacífica a este conflicto.

- ¿¡Qué demonios se han creído!? -gritó Danzō levantándose-.

Obito muy calmadamente se saco el parche que le cubría el rinnegan. Inmediatamente, Danzō se sentó y el Hokage ordenó llamar a Fugaku Uchiha.


Obito regresa a casa / Los viajes de Itachi UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora