Acostumbranme a tí

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//no entiendo porque tanto fanfic con sus manos si ya ni tiene aisjisjdsi

Pasaron algunas semanas, Kai, como le decía la chica a pesar de que el lo odiaba, ya se acostumbra un poco a la misma. Odiaba depender de ella de todos los modos, ir al baño, ducharse, lavarse la boca, y otras cosas. Ya eran las 9 am, hora a la que Kai se levantaba pero TN seguia dormida. Se levantó, se puso de pie, y con cuidado empezó a caminar. Era difícil aunque no lo pareciera, no era el mismo balance. Llegó al cuarto de la chica empezó a intentar despertarla.

-Vamos carajo... Quiero lavarme la boca... TN!!!-

-Mgh... Que quieres...- Se movió dándose la vuelta mirando a la pared para seguir dormida-

-Ahg!- se puso de pié y con la pierna derecha empezó va zarandearte- Levántese!

-Ugh...- El chico vió que la joven le tomaba la pierna con fuerza sin siquiera haberlo mirado. Admitía que algunas veces lo hacía sentir nervioso. -Ya voy ojitos lindos...-

-No me digas ojitos lindos-

-Calla- Dijo levantándose y bostezando. Puso un brazo alrededor del chico con cuidado para llevarlo al baño. Tomabas su rostro con suavidad para que el abriera la boca y lavarle los dientes, luego pasar el cepillo dental y ahora sí pasar a darle un baño. Para el era aún incómodo, y para ti igual pero actuabas como si fuera normal. Tenía un cuerpo muy... Delicado, a pesar de su rostro amenazante, pero te gustaba. Muchas veces en los baños lo intentabas distraer con una conversación cualquiera. Había hablado un poco de su vida está vez, sentías que empezaba a soltarse contigo. Aunque te seguía diciendo "chica" o "mujer", tu reías por su actitud. Ahora le lavabas la cara que era lo último que le limpiabas porque se ponía algo potrón con que no le gustaba que le tocaras la cara. Pero al final de cuentas se dejaba porque no quería tener la cara grasosa.

El chico debía admitir que eras muy delicada, tus dedos eran suaves y pasaban por su cuerpo haciéndolo sentir calidez. Ya no quería discutir tanto, sabía que era cansado cuidar a alguien que discutía siempre. Así que ahora simplemente se dejaba llevar, aunque no demasiado, algunas fichas habían terminado en erecciones vergonzosas para él. La chica reía pero a él le avergonzaba, ofreció alguna que otra vez su ayuda sin ningún tipo de malicia pero el se rehusaba por completo por lo que llevaba las bolas azules hacía tiempo.

Pero fuera de eso sentir tus manos en su rostro le asustaba por los gérmenes, pero eran tan suaves, a pesar de ser mecánica, que lo aruyaban. A veces se dejaba llevar y cerraba los ojos dejando que le arreglarás el rostro. Ya luego tocaba vestirlo, se sentía avergonzado de que lo tuvieras que ver desnudo siempre. Pero ni siquiera tenía parte del final de los hombros. No lograría hacer nada así. Pero te veías muy paciente y nunca te burlaste o mencionaste nada de su cuerpo o te quejaste de cuidarlo. Lo hacías a voluntad y el sentía que eras la única persona que le agradaba por ser servicial con otras. Ahora que podía caminar por sí solo caminaba por la casa o el patio. Vivías lejos en una cabaña con vista a un pequeño lago. A veces le llevabas a meter las piernas o a pasar el rato.

Empezaba a sentírse algo cómodo, pero no lo admitiría. Aún intentaba buscar como comunicarse con la gente de su grupo del cuál obviamente no te había contado. Pero no lograba mucho sin sus brazos. Así que se había resignado a la chica, a no tener máscara y al maldito gato. Aunque ya lo soportaba mejor, pero ya que, aún no se le quitaban las ganas de patearlo. Pero esto era parte de acostumbrarse a vivir a tu lado.

En la cocina hacías algo de origini para los dos (arroz relleno y con algas secas). Tus manos desnudas daban forma al arroz con un relleno de carne. El chico se acercó a mirar, eras tan delicada, le gustaba mucho esa delicadez tuya. ¿Pero en qué pensaba? Tu delicadez? De verdad que la falta de brazos le había dado demasiado en lo que pensar. No quería pensar más en tí en ese sentido así que salió de tu lado y se sentó en la sala.   Pasó un buen rato hasta que escuchó el sonido de la porcelana del plato contra la mesa de cristal. Se levantó sin necesidad de ayuda y caminó al comedor para ver su plato servido junto al tuyo. Esto ya era parte de acostumbrarse a tí.


//Sé q son cortos pero mi imaginación y estado mental son una kk bai

La arcángel y el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora