Películas

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Algo hacía sentido, pero a la vez no. ¿Que era eso? Ese fuerte latir en medio de ese silencio el cual era cómodo pero se hacía algo abrumador por sus pensamientos. Pero, decidió ignorarlo, a pesar de que su corazón latía cómo loco y podía escuchar los latidos en su cabeza. Una nube cubrió el hermoso y gran patio de la chica.

-Vamos dentro, va q llover- Dijo ella con dulzura levantándose para agarrar al chico ayudándole a levantarse. Entraron a la cómoda casa con el gordo y silencioso gato detrás. Justo empezó a llover a cántaros. Chisaki miró a su alrededor a ver qué podía hacer, pero todo estaba limpio y no podía usar un método de entretención que no necesitara los brazos.
-¿Quieres ver una película?- Preguntó la chica ligeramente musculosa.

-Uh? Son una... Perdida de tiempo...-

-Oh vamos! Es que nunca has visto una no!? Ven ven!- Ella puso una mano en su espalda llevándolo a la sala. Lo empujó haciendo que se sentara en el sofá frente al televisor y tomó un libro de películas para sacar un CD.

-No que existe el Roku? O alguna mierda así? Porque usas CD's?-

-Porque me gustan más, y no me quitan las películas que me gustan cada mes como lo hace el puto Netflix- Dijo agachándose sin doblar rodillas para poner el CD. Kai apartó la vista casi al instante aunque sus ojos rebotaban del trasero de la chica ha cualquier otro lado de la sala.

-Tienes...una manta?- Buscaba sacarla de esa posición lo antes posible, de por sí la chica lo conocía muy bien desnudo el no quería una erección. Ella se levantó.

-La busco ahora- Dijo con ese tono se voz dulzón aunque algo ronca, y empezó a caminar en dirección contraria al chico para ir al pasillo y sacar una sábana muy grande de un clóset. Se acercó al chico y la des dobló para cubrirlo con ella se sentó a su lado agarrando sábana igualmente, subió las piernas de costado en el sofá y le dió play a la película, Beetlejuice. El chico miró a la pantalla, pero se sentía incómodo.

Intentaba acomodarse, incluso subir los pies, bajarlos, bajar el nivel de su espalda. Así quitando sábana a la chica.

-Te mueves demasiado- Dijo ella para agarrarlo suavemente y hacerlo ponerse de lado. Bajó las piernas al suelo para dejar una almohada de dos carnosos muslos, el chico obtuvo un buen sonrojo. Pero no dijo nada, uno, por los nervios, y dos, porque se sentía cómodo.
-Sube las piernas- Dijo ella para que el hiciera caso y subiera las piernas al sofá. Esta posición era aún más cómoda sin los brazos, aunque no era a lo que estaba acostumbrado. Miró a la televisión y sintió como la chica lo cubría con el resto de la manta dejando solo su cara libre para ver la película.

Olía bien, un olor dulce desprendía del cuerpo de la chica, seguramente se había puesto una crema o un buen perfume. Además, la película estaba muy buena, entretenida. Lo tomo un poco por sorpresa sentir los dedos de la chica en su cabello. Pero al rato solo, se relajó, los fríos muslos se hicieron calientes con el paso del rato, y las caricias suaves pasaban de su cabello a su rostro en ocasiones. La película era entretenida, y daba algo de risa. Se arrepentía de haber dicho que era una perdida de tiempo. Era más bien ganar ese mundo y esas emociones que habían en la pantalla. Se sentía relajado, y por primera vez, no estaba solo durante ello.

Se acabó la película, despegó la vista del televisor no queriendo salir de esa posición.

-Ya es tarde, es hora de dormir- Dijo dulcemente la chica dando una caricia con la espalda de sus dedos a la mejilla del joven adulto.

-Ejem- Carraspeó.
-S... sí, claro...- Interiormente decepcionado se levantó con un poco de ayuda. Ella dobló la sábana y la puso en una esquina del sofá. Fueron a la habitación del chico. Ella lo ayudó a desvertirce para que entrara a ducharse. Al rato, cuando el chico salió, le limpió la cara, le lavó los dientes y luego sus orejas. Lo vistió rápidamente para dormir.

-Ya está joven gruñón- Dijo para arroparlo.
-Aqui está tu pastilla de la alergia- Dijo acercándose para ponerla en sus labios, darle un trago de una botella de agua que estaba sobre la mesa y dignarse a retirarse.

-Oye...-

-Dime?- Ella volteó ligeramente.

-Podrias... Eh... O...olvidalo-

-Hey, estás seguro? Puedes pedir lo que quieras- Dijo ella volteando ahora por completo, ella ya estaba vestida para dormir. Ya tenía el cabello seco, suelto, se veía muy bonita con esos pantalones cortos y esa camisa de tirantes. Aunque a la vez daba energías masculinas.

-... Quédate a dormir aquí... Este cuarto me hace sentir solo...- Dijo bajando un poco el tono de voz, mirando hacia un lado.

-Oh... No me lo esperaba... Pero, está bien, no creo que sea un gran problema- Ella se acercó, a la par que el chico se ponía algo nervioso y sonrojado. Se subió a la cama, gateó a su lado, y se abrió paso entre las sábanas. El chico la miró, ella a él. Ambos ganaron un sonrojo leve, aunque ella dió una risilla.
-Ven aquí- Dijo agarrando al chico para abrazarlo, se puso más rojo. Sentía su rostro arder. Pero se sentía tan bien, el perfume de la chica, su piel, era cómodo.

Sus piernas se entrelazaron y el durmió apegado al pecho de la chica. Escuchando su corazón, quedó dormido plácidamente junto a la joven. Quien, igualmente estaba muy cómoda, y con una sonrisa leve, quedó dormida.

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Lamento la larga espera

No tengo mucha imaginación, así que mis actualizaciones estarán lentas, lo lamento.

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La arcángel y el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora