JiminHoy encontré la más estremecedora declaración de amor en una carta sin destinatario. Fue devuelta a la oficina de correos por el cartero y como en estos tiempos le ahorramos el acuse de recibo a todos los remitentes que así lo quieran, no hay compromiso alguno de devolver aquello a lo que no se logra hacer entrega.
El remitente de dicha carta es un hombre, que por la manera de expresarse y los adjetivos escogidos me inclino a creer que se trata de un profesor de lenguas o algún escritor, aunque no lo bastante famoso como para que por su nombre lo pueda reconocer.
En la medida en que leía los seis folios de dicha declaratoria, fui imaginando cada uno de los escenarios mentados: de aquella vez en que estuvieron juntos bajo el puente Fair alimentando gatos con sobras de comida y de esa otra cuando por azar encontraron una billetera repleta de dinero de otro país. Parece todo tan novelesco como si se tratara de una historia de ficción en lugar de una carta de memorias.
Es una costumbre cuestionable la mía, la de abrir la correspondencia ajena, y por esto me guardo el nombre propio de esta persona, porque mis superiores no saben que abro las cartas antes de que lleguen a la máquina trituradora.
Han citado a otro hombre a las 5:00 en el café Charles, pero él no asistirá.
En su lugar iré yo.
Me acercaré a ese solitario hombre de sombrero gris, al que se le ha enfriado el café por segunda vez y le devolveré las ganas de escribir que dice haber perdido.

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𝙳𝙴𝚂𝚃𝙸𝙽𝙾 ••𝗄𝗈𝗈𝗄𝗆𝗂𝗇••
Ciencia Ficción"13 r𝚎𝚕𝚊𝚝𝚘𝚜 𝚕𝚘𝚌𝚘𝚜... 𝚙𝚘𝚛𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚊𝚍𝚊 𝚌𝚞𝚎𝚛𝚍𝚘 𝚙𝚘𝚍𝚛𝚒́𝚊 𝚜𝚊𝚕𝚒𝚛 𝚍𝚎 𝚖𝚒́"