Madre—¡El niño Jeon ha muerto!
Oigo a las novicias gritar desde el patio y de un salto me tiro de la cama. No estoy vestida apropiadamente para mostrarme ante los demás, pero esto no me detiene. Camino de prisa a la zona subterránea de la iglesia donde solían estar las celdas de autoflagelación y que ahora se han habilitado para albergar a los monaguillos.
Hay una aglomeración de gente delante de la puerta y no me detengo a distinguir caras. Entre ellos el padre Jimin, que ha llegado como yo, en pésimas condiciones. La muestra de que fue sorprendido por la noticia de igual forma. Quiero sacar a los curiosos a empujones, sin embargo me detienen los juicios. Sigo esperando que sea el padre, la máxima autoridad, quien intervenga y acabe con las murmuraciones y lamentos fingidos.
A nadie le importa quién muere dentro de estos muros. Para la administradora sería tan sólo una boca menos que alimentar. De esta forma dudo que alguien, aparte de mi, sienta lo de su partida a tan corta edad. Tenía veintiséis mi pobre Jeon.
Hay de todo en la viña del señor, es una frase que no llega a hacer honores a lo que encierran los muros de este lugar. He visto mentir y profanar mediante la palabra de Dios a aquellos que rigen sobre mí, mucho más que lo que haya mentido yo y todas las monjas juntas, en toda una vida.
El padre Jimin es el primero. Yo tragué y tragué pensando que en este asunto era Dios quien debía tomar arreglos. Sin embargo, a quien se llevó fue a mi hijo.
Ordena salir a todo mundo con su acostumbrada paciencia. Yo los habría mandado al demonio, por chismosos. A él también por falso.
—Quién estuvo aquí cuándo murió. —pregunta y es una monjita de cara fea y cuerpo delgado la que se sacude las pestañas y levanta la mano.
—Yo, padre. Hace casi una hora su espíritu comenzó a dejar el cuerpo. Le ha costado mucho romper los lazos con la carne. Incluso ha llorado durante el proceso.
Veo a Jimin secarse un sudor imaginario de la frente y reprimir alguna clase de emoción que no llega a reflejarse en sus ojos. Se ve descompuesto y pálido y es motivo de regocijo verlo así de afectado.
Tengo autoridad para quedarme cuando los demás han salido porque soy la madre del muerto, pero además aprovecho para cerrar la puerta y guarecerme de miradas insidiosas.
No soy tan hipócrita como Jimin para comenzar a echar suspiros en un rincón, ahora viene la hora del arrepentimiento y de los perdones. "Que no podía vivir sin él, que no podía dormir sin su cuerpo". Ahora cómo se las arregla. Ahora sólo le queda Dios.
Fueron maldecidos por muchos debido a sus pecados. Aquí todos sabían de sus amoríos desde antes del padre contraer votos. Yo lo traje al mundo así, ¿qué podía hacer en contra? Pero duele que quien se fue, fue mi hijito. El sodomita sigue vivo.
Me adelanto hacia la cama destendida donde mi pobre Jeon tuvo su encuentro final con la muerte y salió derrotado.
Mi pobrecito niño tiene los labios resecos por la fiebre, pero esa tristeza en sus ojos de los últimos días ha desaparecido. Tiene la expresión serena y limpia.
Ha muerto sin despedirse de Jimin. Es por eso que creo que ha podido morir en paz.

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𝙳𝙴𝚂𝚃𝙸𝙽𝙾 ••𝗄𝗈𝗈𝗄𝗆𝗂𝗇••
Ciencia Ficción"13 r𝚎𝚕𝚊𝚝𝚘𝚜 𝚕𝚘𝚌𝚘𝚜... 𝚙𝚘𝚛𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚊𝚍𝚊 𝚌𝚞𝚎𝚛𝚍𝚘 𝚙𝚘𝚍𝚛𝚒́𝚊 𝚜𝚊𝚕𝚒𝚛 𝚍𝚎 𝚖𝚒́"