«Y luego estaba su risa. Su risa era exactamente igual a como la recordaba (ligera, vibrante, mágica) y, sin embargo, también era completamente diferente a lo que fue una vez.
Sus manos, su mirada, su pelo. No había rastro de lo que profesaba ser y...
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"Well you look like yourself But you're somebody else Only it ain't on the surface Well you talk like yourself No, I hear someone else though Now you're making me nervous... You're somebody else, Flora Cash.
Quiere pensar que son alucinaciones suyas, pero la mirada que le fulmina a través del aula es inconfundible. Incluso durante la hora del examen la ha sentido de cuando en cuando encima de él, sumándole un nerviosismo que no le vino nada bien al que de por sí ya le había asaltado con esos mensajes tan... inesperados.
Kaminari muerde sus uñas durante las primeras horas, mirando de reojo su mochila y sabiendo que el mensaje de Shinso sigue ahí, en la bandeja de entrada. Es una tontería ponerse así por un simple mensaje que le deseaba buena suerte, pero, bueno, por muy triste que suene, Kaminari no estaba acostumbrado a ese tipo de gestos tan atentos.
Había creído que el tal Shinso era una persona mucho más... bueno, mucho menos... Bah, ni si quiera sabía cómo decirlo. Simplemente no creía que todo lo que se llevaban entre manos fuera a funcionar porque creía que el peli-morado tomaría distancias con él como si tuviera la peste; que sería realmente difícil que ellos congeniaran porque, bueno, desde un primer momento le había parecido una persona demasiado seria y estúpidamente formal.
"A lo mejor te trata así porque no sabe cómo lidiar con alguien que puede decir ser su novia en cualquier momento", decía una voz en su cabeza. Una que intentaba callar como podía y que se revolvía negándose a dejarle tranquilo.
Kaminari no tenía problema con que resultase ser más fácil hablar con él de lo que creía que sería en un principio, pero es que ni siquiera esperaba que fuera el otro chico el que estrenaría su chat (acordaron intercambiar números para mantenerse en contacto). Y Sero había notado su sobresalto y ahora se olía algo, como era obvio.
—¿Qué tal te ha salido el examen? —le pregunta en el cambio de hora, aunque Kaminari sabe que en realidad quería preguntarle por los mensajes de antes.
—Dios, ¿alguien ha respondido a la tercera pregunta? —suelta Mina antes de que a él le dé tiempo a responder, apareciendo al lado de su novio y mirándolos a ambos muy pálida —¿Cuándo mierda nos han enseñado eso?
Sero sonríe y le pasa un brazo por los hombros, en un intento de consolación. Kaminari rueda los ojos e intenta buscar algo para desviar su atención de esos dos, pero no hace falta, porque Kirishima se deja caer entonces sobre su mesa, como un cuerpo sin vida.
—De esta no salgo, tío —suelta como un último suspiro. —¿Crees que es muy tarde para decidir que quiero ganarme la vida vendiendo droga? No estoy mentalmente preparado para más exámenes.
—Deja de decir tonterías y ponte a estudiar —espeta Bakugou, quien ha salido de la nada y ahora rodea también la mesa de Kaminari.
—¡Es que es imposible aprobar esta mierda! Dime que tú también vas a suspender, por favor.
