«Y luego estaba su risa. Su risa era exactamente igual a como la recordaba (ligera, vibrante, mágica) y, sin embargo, también era completamente diferente a lo que fue una vez.
Sus manos, su mirada, su pelo. No había rastro de lo que profesaba ser y...
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"No existe futuro sin pasado" —Iria. G. Parente y Selene. M. Pascual.
Sero tiene ojos. Y nada, nunca, escapa de ellos.
Al principio son acercamientos leves, risas tontas o movimientos sin importancia, pero es de notar que Kaminari se pone un poco más tímido cuando le ve, y rápidamente cala en él comportamientos que hasta hace cosa de meses solo había experimentado con chicas.
El rubio le espera al salir de clase (da igual el tiempo que tarde), le sonríe, le arregla su uniforme a veces (incluso el cabello), se sonroja con algunas de sus bromas y, de esto es probable que ni se haya dado cuenta el propio Kaminari, le mira.
Mucho.
Tiene sus ojos sobre él más que antes, como si quisiera controlarlo todo el tiempo. Pero Kaminari no se da cuenta todavía. No se da cuenta de que se pone a sudar cuando están cerca, o que se pone a balbucear como un idiota cuando Sero le mira a los ojos mientras hablan.
Sero lo sabe desde hace un tiempo, puede que incluso antes que Kaminari.
Le gusta. Mucho.
Y eso es un problema. Uno bastante grande si se tiene en cuenta que Sero está terriblemente enamorado de Mina. Y es un problema por varios motivos. Uno de ellos, por ejemplo, que preferiría arrancarse un brazo antes que mirar a Kaminari a la cara y decirle que no sentía lo mismo. No podía hacerle eso. No a él.
Hace calor, por lo que Sero se ha servido a sí mismo un refresco en su tiempo libre y se ha sentado en las mesas de los empleados para pensar una solución viable a su pequeño problema. Lleva trabajando en esa cafetería un par de veranos durante los últimos dos años, por lo que sabe perfectamente cuando puede gandulear sin ser regañado.
En esos momentos, por ejemplo, estaba haciendo eso mismo mientras pensaba cómo solucionar el gran lío en el que se está metiendo cuando una de sus nuevas compañeras de trabajo se sienta a su lado soltando un gran suspiro derrotada.
Se conocieron hace unas semanas y ambos han forjado una extraña amistad debido a la cantidad de horas que pasan juntos en el mismo lugar, compartiendo turnos y descansos y hasta broncas con clientes. La chica está trabajando para ahorrar un poco de dinero para algo que Sero ya ni recuerda qué era y, aunque es un año mayor que él, congeniaron perfectamente desde el primer minuto.
Es simpática y sabe escuchar. Su compañía es agradable y lo cierto es que tiene un sentido del humor que se agradece en los peores días.
—¿Qué pasa hoy por esa cabecita? —le dice en ese momento, con una sonrisa.
Sus labios brillan gracias al gloss transparente que usa, y a Sero le llega el aroma de la misma colonia que utiliza Mina, lo cual hace que su cuerpo entero se relaje y que sienta cierta comodidad a su lado.
