6. NUESTROS AMIGOS

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"Sí, el amor está muy bien a su modo,pero la amistad es una cosa mucho más alta

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"Sí, el amor está muy bien a su modo,
pero la amistad es una cosa mucho más alta.
Realmente nada hay en el mundo más noble
y raro que una amistad verdadera."
—Oscar Wilde

Los días continúan pasando. Lentos, a veces, pero increíblemente amenos. Mía posee el cuerpo de Kaminari con regularidad, y este intenta no morir cada vez que despierta en la casa de Shinso.

No ha tenido nunca ningún problema con despertar en su casa, pero una de las últimas veces que lo ha hecho no consigue irse de su cabeza y solo ha conseguido que un creciente insomnio se apodere de él por las noches.





Era viernes por la tarde y Kaminari recordaba haberse quedado dormido en el sofá de su casa. Su madre cocinaba algo delicioso en la cocina de lo que le llegaba un olor dulce y hogareño, mientras que su padre, sentado en el sillón de enfrente, ponía uno de sus discos de vinilo en el tocadiscos de la sala. Kaminari había estado viendo una serie en u portátil antes de que la melodía de una canción de Los Beatles acariciase sus oídos y resbalase por su piel cerrándole lentamente los párpados. No tardó ni cinco minutos en quedarse dormido, con la suave voz de Lennon llevándole al mundo de los sueños.

And when I awoke I was alone
This bird had flown...

Ya comenzaba a hacer calor por entonces. La primavera había irrumpido calurosa como nunca y recuerda soñar con un mar de lava que derretía su piel y casi ni le dejaba respirar.

Despertó en una cama.

En un primer momento, pensó que estaba en su cuarto. Hasta que notó que había alguien a su lado, moviéndose perezosamente. Fue entonces cuando reconoció el cuarto de Shinso.

Había estado un par de veces, pero nunca más de unos minutos. Kaminari miró a su alrededor, incorporándose con delicadeza para no despertarlo. Tenía el corazón a mil, bombeando sangre a todo su cuerpo a una velocidad vertiginosa. Seguía vestido, pero no entendía qué hacían los dos en la cama.

Tampoco quería esperar a que Shinso se despertara para descubrirlo, porque entonces se moriría de vergüenza allí mismo. Explotaría.

A través de la ventana de la habitación Kaminari podía ver las luces del atardecer, así que no era muy tarde todavía para levantarse lentamente y marcharse como si nada.

Sin embargo, justo cuando se disponía a poner un pie fuera, una mano alcanzó su muñeca y acarició la zona con tranquilidad, cariño y familiaridad. Kaminari sentía un nudo en la garganta ahogándole, aunque después se dio cuenta de que, a lo mejor, solo era que estaba aguantando la respiración (como si así pudiese hacerse invisible).

—¿Ya has descansado? —le preguntó Shinso, con la voz ronca.

La zona en las que sus pieles se encontraban ardía con la intensidad de dos soles y tuvo la urgencia de girar su mano para que sus palmas se encontrasen. Pero no lo hizo.

ghost of you | shinkamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora