Ocurría una cosa con todo ese tema de tener a un espíritu poseyendo tu cuerpo, un grupo de amigos que cada vez se extrañan más con tus actitudes, una madre preocupada por ti y un chico adorable mandándote mensajes todos los días de la que nadie advirtió a Kaminari. Y esa era, nada más y nada menos, que sus obligaciones como estudiante seguían ahí, aunque su cabeza fuese incapaz de dejarle concentrarse más de diez minutos seguidos o que olvidase todas las entregas de trabajos.
Pero ¿podía alguien culparle realmente?
Últimamente, y debido a problemas que escapan de sus manos, había situaciones en las que el universo le recordaba que seguía estando en la cuerda floja, a punto de ir a la universidad y con una montaña de trabajos de por medio. Esa situación, por ejemplo, era una de esas.
-No lo tengo, lo siento -dice con vergüenza.
Ya está.
Está muerto. Adiós vida universitaria, adiós futuro laboral, adiós todo lo que ha conocido hasta entonces.
Kaminari respira profundamente dejando que sus palabras calen al resto y enciendan los motores para el gran sermón que le viene encima. Sero ni le mira, solo niega con la cabeza y echa su pelo hacia atrás esperando que sea otro el que salte sobre su cuello primero. Mina se cruza de brazos y frunce el ceño, pero no enfadada, sino extrañada.
Bien, Kaminari podría ser una persona muy despistada, pero nunca comprometería la nota grupal y ella lo sabe. Así que, si ha sabido atar cabos rápidamente solo como ella sabe ya habrá llegado a la conclusión de que algo ha debido de ocurrir para que no tenga su parte del trabajo.
-Hablamos de esto ayer mismo -dice Kirishima, incapaz de entender su error.
Sus ojos duelen por pasarse gran parte de la noche hablando con Shinso por mensaje. Solo pensar en ello hace que su estómago duela de impaciencia, y prefiere frotar su rostro para ocultar el hecho de que se ha puesto nervioso.
"Pero no conmigo, sino con Mía", se muerde la lengua Kaminari. A lo mejor el trabajo del que le hablaban estaba apuntado como pendiente en su agenda, pero nunca solía usarla.
Debería empezar a revisarla después de que Mía usara su cuerpo, piensa. La chica le dejaba notas de vez en cuando, desde notas que le decían dónde había guardado algo que había usado a otras que decían "Ha llamado tu amigo el pelo-pincho, has quedado con él por la tarde para jugar videojuegos" o "tu madre va a pasar el sábado en casa de tus abuelos, no la esperes".
Kaminari lo agradecía mucho, porque hacía las posesiones de su cuerpo mucho más llevaderas. Pero había otras veces, como esa, en la que la nota nunca llegaba a él y terminaba cagándola a más no poder.
Y sobre el hecho de que un fantasma estuviera literalmente comunicándose con él como si fuera lo más normal del mundo... No quería pensar mucho en ello.
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ghost of you | shinkami
Fanfiction«Y luego estaba su risa. Su risa era exactamente igual a como la recordaba (ligera, vibrante, mágica) y, sin embargo, también era completamente diferente a lo que fue una vez. Sus manos, su mirada, su pelo. No había rastro de lo que profesaba ser y...