CAPÍTULO VI: SHIPPO

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Había pasado cerca de una semana desde la conversación y no volvieron a tocar el tema. Kagome se recuperó, fue a su epoca, habló con el teniente y volvió para retomar la búsqueda de los fragmentos con el medio demonio.

Su relación estaba rara desde entonces.

◇◇◇

-¡Higurashi!

Me cuadré al entrar al despacho y saludé al Teniente Tokeda, mi superior al mando. Noté como me escuadriñaba con la mirada y un tinte de extrañeza iluminaba sus rasgos, buscaba signos de enfermedad en mi.

-Higurashi, ¿Qué ocurre?

Tragué saliva recordando todo lo que mi madre me relató para que el engaño sea creíble. Apreté los papeles de mi baja entre mis dedos y no pude evitar sentirme ansiosa, odiaba mentir. Odio las mentiras.

-Señor, le presento mi baja médica.- Me acerqué para dejar sobre su mesa el sobre. Hice una reverencia y volví a mi posición.- Mi madre es médico, a la vuelta de mi servicio notó comportamientos raros en mi y decidió llevarme al hospital. Tras varias pruebas determinaron que tenía la enfermedad que se indica en la ficha médica que le acabo de entregar.- El ojeó rápidamente y pude ver lástima y pesar cuando volvió a mirarme.- No se si me recuperaré pronto, pero por ningún motivo puedo hacer esfuerzo físico, señor.- Tragué saliva.- Por eso presento mi baja, muy a mi pesar.

Me miró, suspiró y se levantó. Llegó hasta mi posición y tras observarme un rato me abrazó. Me quedé paralizada, mi Teniente me estaba abrazando, le daba verdadera lástima.

-Lo siento mucho, Kagome.- Era la primera vez en mucho tiempo que pronunciaba mi nombre.- Le prometí a tu padre que cuidaria de ti, eras...Eres un gran soldado.- Se apartó de mi y me sonrió.- Recupérate y vuelve, ¿De acuerdo?

Asentí y susurré un pesado gracias antes de salir a paso ligero de allí. Fuera me esperaba mi madre en el coche con Inuyasha en la parte de atrás refunfuñando acerca de lo ruidosas que eran las "chatarras con ruedas".

Entré en el coche y suspiré pesadamente mientras me ajustaba el cinturón. Miré a mi madre y luego a Inuyasha, quien olisqueaba y se notaba molesto de la nada.

-Está hecho, mamá.

◇◇◇

De vuelta al presente, Kagome cargaba sus armas. Había conseguido munición del sótano de su padre, pero no sería infinita. Debía encontrar la manera de poder pelear en este mundo sin estar limitada.

Pasaban cerca de un claro cuando de repente una criatura saltó sobre Kagome y le arrancó el frasco que llevaba oculto al cuello. Sin embargo no fue muy lejos puesto que Inuyasha lo atrapó pisándolo y Kagome lo apuntó amenazante.

Sin embargo se arrodilló dejando de apuntar y le arrebató los fragmentos.

-Es un niño, Inuyasha. Suéltalo.

-¡Suéltame, suéltame, perro tonto!- Inuyasha apretó su pie aun más contra el pequeño que gimió de dolor.

-Así aprenderás a no robar, mapache idiota.

-¡Abajo!

Y la maldición atacó a Inuyasha quien se vio obligado a liberar al pequeño y caer de bruces al suelo. El pequeño niño se ocultó tras su salvadora y se agarró a la bota militar de esta, mirando a Inuyasha desde ahí.

-¡Qué te pasa, perra tonta!

-Es un niño, Inuyasha. Le estabas haciendo daño, está asustado.

-¡Te robó! ¡Te estaba defendiendo, malagradecida!- Le espetó acercándose para intimidarla, más ella no bajó su mirada.

Guntai軍隊 (Inuyasha X Kagome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora