CAPÍTULO XI: MIROKU

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Nadie se atrevió a hablar en el camino de vuelta. Igual que se fue, Inuyasha vino y me cargó en brazos. Tenía algo raro en su mirada, una mezcla de desesperanza, tristeza e incertidumbre. Lo que sea que haya hablado con esa tal Kikyo...

No fue agradable para él.

La anciana tampoco preguntó nada, nos siguió de regreso a la aldea. Al llegar entró en su cabaña e Inuyasha me bajó al suelo. Quiso irse pero lo sujeté. Miré a Shippo y le indiqué que entrase en la cabaña.

Inuyasha no se movió, pero no se le notaba cómodo. La gente nos miraba y eso sólo empeoraba las cosas.

-Vamos a un lugar mejor.- Él asintió y me volvió a tomar en brazos para salir de allí. Estaba demasiado débil para sujetarme a su espalda.

Llegamos al Árbol Sagrado y nos sentamos bajo su manto de hojas. No dijimos nada, quizás ninguno de los dos sabía que decir o cómo empezar.

-¿Estás bien?- Me arrepentí al instante de preguntar.- Que gilipolleces digo, ya sé que no estas bien.- Me froté el rostro.- Oye, se que no soy mucho de ayuda ahora mismo, pero lo que sea puedes contar conmigo. Lo sabes.

Él miró al cielo buscando algo, perdido en sus pensamientos. Dudé de que siquiera me escuchara.

-Parece cómo si pasara ayer y no hace 50 años.- Comenzó.- No fui consciente del paso del tiempo mientras estaba aquí.- Tocó la corteza del árbol.

Me pegué más a él y me recosté sobre su hombro. Aunque no tuviera nada que le hiciera sentir mejor, al menos que sintiera mi presencia a su lado.

-Ella...- Una punzada me recorrió al oírle.- Ella dijo que lo que tu sentías por mi era lo que ella sentía, que era falso...

Apreté mis puños con rabia y le obligué a mirarme. Sabía que mi expresión mostraba enojo y eso lo desconcertó. Decidí hacerle saber lo que descubrí en su ausencia.

-Cuando te fuiste, Kaede habló conmigo.- Comencé y lo vi mirarme con interés.- Dijo que debería estar muerta porque las almas que tenía regresaron a Kikyo, sin embargo, estoy viva porque tengo mi propia alma.- Sus ojos me miraban brillantes.- No tengo sentimientos hacia ti porque ella los tuviera antes, los tengo porque por mi misma los siento.

No dijo nada y supe que era momento de actuar. Apoyándome en él me puse a horcajadas y lo vi tensarse. Dudo que alguna vez haya estado en esta posición tan íntima con nadie. Su nerviosismo lo delata.

-No soy muy cariñosa y no digo lo que siento a menudo...- Me acerqué a su rostro pegando mi cuerpo más al de él.- Soy más de demostrarlo con acciones.

Y me lancé, iba a hacerlo olvidar y que sólo me notara a mi, que sólo pensara en lo que Kagome le está haciendo. Hice el amago de besarlo y me desvié a la comisura de sus labios, luego repartí besos hasta llegar a su cuello.

Sonreí contra él cuando escuché su suspiro con mi nombre. Lamí, besé y mordí su cuello, sabía a Inuyasha, a bosque y a sudor de la batalla. Alterné mi cabeza para atender su otro lado y él llevó sus manos a mi cadera, peligrosamente cerca de sostener mi trasero.

Así que le di un pequeño empujoncito.

Llevé mis manos de sus hombros a sus manos y las bajé para que las apretara contra mi trasero. Lo besé y ahogó un gemido contra mi cuando me presioné contra el bulto que se formaba allá donde nuestros cuerpos encajaban. Me moví suave sobre él haciendo que acompañara el movimiento con la presión que sus manos hacían en mi culo.

-Kagome...

-Sh...- Me moví de arriba a abajo sobre él y se tensó, si estuvieramos sin ropa implicaría algo más.-¿No te gusta? ¿Quieres que pare? Así te demuestro lo mucho que te quiero, Inuyasha.

Guntai軍隊 (Inuyasha X Kagome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora