CAPÍTULO VIII: HITEN

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Mierda, Kagome, estás más jodida de lo que creías...

Después de ese beso -el primero en el que Inuyasha tomó la iniciativa-, todo había estado raro entre nosotros. Al menos tener a Shippo y a la pulga hacía que la situación no fuera tan incómoda.

Llevabamos varios días en busca de aquel llamado Hiten, el segundo y último de los hermanos relámpago. Mas no logramos dar con él. Ni siquiera había rastro en la cabaña sobre la montaña en la que estuve cautiva, ahora esa cabaña estaba reducida a cenizas.

La pulga mencionó a un demonio herrero de nombre Totosai, él podría solucionar mis problemas armamentísticos, después de todo no podría hacerme con más munición una vez que las reservas de mi padre se agotaran. Ya no soy un miembro activo del ejército y, aunque lo fuera, nada justificaría mi gasto semanal de munición. Tendría que rendir cuentas tarde o temprano y sería sancionada o expulsada. Quizás ambas.

Inuyasha se negó a ir donde el herrero hasta que saldara su cuenta con Hiten, dijo que era su asunto pendiente. Además, ese demonio iba paseando por ahí con la piel del papá de Shippo en su cadera. Debía pagar por eso, me haré cargo personalmente. El pobre Shippo tenía pesadillas desde lo de Manten, no imagino las que tendrá al volver a ver a Hiten.

Aunque la situación estaba tensa hasta el Infierno, Inuyasha seguía durmiendo de la misma manera con nosotros, incluso la pulga se unía a descansar en mi hombro o en el de Inuyasha. Pero el resto del día era otra historia...

Hablaba poco, las veces que lo hacía se le notaba irascible y molesto. Tuve que mandarlo al suelo las veces que se pasó de la raya con Shippo y me dirigía una mirada de odio y silencio al levantarse. Comía alejado, básicamente vivía alejado del grupo menos en el viaje, ahí se dedicaba a encabezar la marcha.

Es un cabezota.

Hace unos días nos acercamos a una aldea, la única que habíamos pisado aparte de la de Kaede. Tuve trifulcas con varios aldeanos que, creyendo que no los oiría o teniendo la poca vergüenza de no importarles que sí lo hiciera, insultaron a Shippo y a Inuyasha.

◇◇◇

-¿De que coño estáis hablando si se puede saber?

Inuyasha detuvo en seco su andar y se giró a mirar a Kagome con Shippo a sus espaldas escondiéndose. Su mirada resplandecía con odio hacia el grupo de aldeanos jóvenes que estaban criticándolos. Por supuesto que él los había oído, pero no tenía caso hacer nada, lo había aprendido a la fuerza.

Su aldea, sus reglas, ¿No?

Pero esa muchacha descarada los estaba enfrentando. Ellos la miraban con burla y se reían, lo cual no hizo más que enfadarla. Se acercó a Inuyasha y le tendió a Shippo que automáticamente se refugió tras el medio demonio. Era la primera vez para él en una aldea humana.

-¡Son bestias, aquí no queremos bestias asquerosas!- Gritó uno de ellos al frente.- ¡Eres la puta de ese demonio!

Inuyasha quiso saltar hacia él, pero una mirada de Kagome bastó para hacerle saber que era su pelea, que no se metiera ni un ápice.

-Kagome...

-Ni Kagome ni hostias.- Se acercó al grupo de aldeanos ignorando el llamado de Inuyasha.- Mira, trozo de mierda.- Apuntó con el dedo al que se atrevió a hablar.- Las únicas bestias asquerosas aquí sois vosotros, juzgando a un pobre niño y a un hombre que ni siquiera os han mirado.- Contuvo la furia.- Y putas lo serán vuestras madres por abrirse para parir a semejantes escorias.

Todos gritaron contra la mujer y se lanzaron para pegarle. Inuyasha iba a intervenir y acabar con todos, pero debido a las palabras de la muchacha aún estaba trastocado. Kagome fue más rápida y derribó a cada uno que se interpuso en su camino. Sujetó la mano del primero que habló y la dobló en una pose antinatural en su espalda. Chilló.

Guntai軍隊 (Inuyasha X Kagome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora